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Bruselas advierte a Rusia que no cambiará "energía por derechos"

Los 25 buscan en la cumbre del G-8 un pacto con Putin para garantizar el suministro

Andreu Missé

La Unión Europea intentará por todos los medios que la cumbre de los países del G- 8, que se celebra el próximo fin de semana en San Petersburgo, establezca los principios que deben regir en el mercado internacional de la energía. Bruselas quiere un compromiso con Rusia para fijar unas reglas iguales para todos con el fin de asegurar el suministro, aunque el presidente de la Comisión, Durão Barroso, advirtió que no cambiará "energía por derechos humanos".

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La UE quiere acordar con Moscú unas reglas aplicables a toda la cadena de países de la actividad energética, productores, consumidores y de tránsito, con el fin de asegurar el suministro. Pero aunque la energía será el asunto predominante de la reunión, la Unión Europea quiere acelerar el ritmo de puesta en práctica de los compromisos de ayudas a África adoptados en la cumbre de julio del año pasado celebrada en Gleneagles (Escocia).

A pesar de la fuerte dependencia del suministro de gas y petróleo de la UE respecto de Rusia, que crecerá en un 70% hasta el año 2030, el presidente de la Comisión Europea, José Manuel Durão Barroso, manifestó que su propósito "no era cambiar energía por derechos humanos", en relación con las reiteradas críticas que ha recibido el Gobierno de Moscú por esta cuestión.

Franqueza

Barroso precisó, no obstante, que en varias de las ocho reuniones que ha mantenido con el presidente ruso, Vladímir Putin, la cuestión de los derechos humanos había salido "con toda franqueza en varias ocasiones". El presidente del Ejecutivo comunitario indicó que el respeto a los derechos humanos era una cuestión que afecta a más países que Rusia, como se puso de manifiesto en la última cumbre entre EE UU y la Unión Europea celebrada en Viena.

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En la reunión de San Petersburgo, además de los líderes de los siete países más ricos del planeta (Estados Unidos, Japón, Alemania, Francia, Reino Unido, Italia y Canadá) y de su anfitrión, Rusia, asistirán también el presidente del Consejo de la UE, el primer ministro finlandés, Matti Vanhanen, y José Manuel Durão Barroso. Bruselas quiere aprovechar esta mayoritaria representación europea para lograr un amplio consenso sobre los principios sobre la seguridad energética.

Bruselas quiere que las reglas de la economía de mercado sean las que regulen las relaciones en el mercado de la energía, que debe ser "abierto, transparente, permitir la reciprocidad de acceso, competitivo y eficiente". Una de las cuestiones de fondo que se planteará en la cumbre es la diversificación de las fuentes energéticas, lo que propiciará la discusión sobre el desarrollo de la energía nuclear. Putin, que ha elegido la energía como plato fuerte del encuentro, ha anticipado su intención de desarrollar la energía nuclear a pesar de las importantes reservas de que dispone.

Barroso admitió que, aunque la Unión Europea no tiene competencias en materia de energía, y hay posiciones distintas sobre la cuestión nuclear, el objetivo era lograr que las propuestas de cada uno de los participantes de la UE no fueran contrarias a los objetivos comunes de la Unión.

Además de las cuestiones energéticas, Bruselas desea que las ayudas a África sigan ocupando un puesto destacado en la agenda de la cumbre. En este sentido, Barroso anunció ayer la constitución de un nuevo fondo de 3.000 millones de euros para promocionar las políticas de buen gobierno en África. Se trata de una partida de los 22.000 millones aprobados para ayuda al desarrollo para el próximo periodo presupuestario.

Más información en páginas 33 y 34

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