Colas de inmigrantes en la Delegación del Gobierno para tramitar el permiso de regreso de vacaciones
Vuelva usted mañana, o pasado o el otro. Es lo que tienen que hacer cientos de inmigrantes extracomunitarios que estos días deben tramitar el permiso de regreso a España para poder ir a sus países a pasar las vacaciones o por cualquier otro motivo. Para volver a entrar en el país sin problemas deben presentar una serie de documentos en la oficina de la Delegación del Gobierno en Barcelona: los billetes de ida y vuelta, la tarjeta de residencia, el pasaporte y un documento que explica el motivo del viaje, además de pagar una tasa.
Cada año hay dos épocas en las que la salida de inmigrantes es más que previsible: Navidad y el verano. Pese a esa previsibilidad, las colas se repiten año tras año, sobre todo en verano, ante la Delegación del Gobierno en Barcelona.
Todas las noches, durante las últimas semanas, son decenas de inmigrantes los que acuden a las oficinas de la Administración central para asegurarse la entrada a su regreso de las vacaciones. Dan fe cartones en el suelo, mesas de cámping, sillas y cartas para pasar el rato. Las oficinas abren a las nueve de la mañana y cierran a las tres de la tarde. Y quien se quede en la puerta a las 15.05 y no pueda hacer los trámites, no tiene más remedio que volver a hacer la cola otro día porque no hay ningún turno de orden. La oficina, además, es de referencia no sólo para Barcelona, sino para el resto de Cataluña. "Yo ya he ido tres días y no lo he conseguido. En mi caso no tengo que viajar por vacaciones, sino por enfermedad de mi padre" explica Jaime Pabón, que demanda medidas para atajar las colas: "No es normal; en otros países, como Francia y Holanda, estos trámites se hacen por correo y no hay pérdidas de tiempo para nadie". Él y un numeroso grupo de inmigrantes -alrededor de 600- han recogido firmas para protestar por lo que creen que es un trato vejatorio. "La gente trabaja y tienen que pedir permiso para hacer una cola que no garantiza nada", añade.
Fuentes de la Delegación del Gobierno argumentan que se trata de "dos puntas" al año, que ahora ya sólo afectan a los que viajan en avión, y que el problema es que los inmigrantes dejan los trámites para los últimos días. Las mismas fuentes añaden que hay 13 funcionarios atendiendo las solicitudes, mientras que los inmigrantes aseguran que nunca hay más de tres.
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