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Reportaje:Relevo en el banco central

El gobernador que supo aprovechar la bonanza

La gestión de Caruana en el Banco de España ha fortalecido el sistema financiero, aunque no ha frenado la 'burbuja' hipotecaria

La ceremonia privada de relevo que se producirá el próximo miércoles entre Jaime Caruana y Miguel Ángel Fernández Ordóñez será un alivio para los inquilinos del Banco de España. Desde que el 11 de marzo pasado el Gobierno anunciara el nombre del nuevo gobernador, la vida dentro de esta institución no ha sido tranquila. Durante ese tiempo se ha instalado la zozobra por los rumores sobre si Ordóñez sería el candidato y sobre quién sería el subgobernador.

La valoración general del sexenio de Caruana es positiva, "porque ha fortalecido el sistema", aunque deja sin resolver problemas como la burbuja hipotecaria, y ha recibido críticas por sus enfrentamientos políticos con el Gobierno socialista. La bonanza de la economía española, con crecimientos superiores al 3% en los últimos diez años y en la que algo se atribuye a las medidas recomendadas por el Banco de España, también se refleja en el sector financiero. Las entidades han podido aumentar el crédito y las comisiones, así como reducir la morosidad, lo que ha configurado un escenario de mayor rentabilidad. Aunque el informe de estabilidad financiera del BE -una de las innovaciones de este periodo- descarta crisis sistémicas a corto plazo, pueden surgir riesgos en aquellos países en los que algunos bancos españoles han aumentado su presencia. Además, el control de la morosidad es imprescindible por si cambian las tornas y sube el paro. Por ello,

Los más críticos dicen que ha tenido enfrentamientos políticos que eran evitables
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"el BE ha insistido en la necesidad de elevar las provisiones, lo que ha provocado las protestas de las entidades", señala Mariano Colmenar, jefe de análisis de Crédit Suisse. Colmenar apunta que el BE es responsable, en parte, de que ahora "España cuente con un sistema financiero estable, rentable y solvente".

Los banqueros destacan, además, la correcta introducción del euro ("la mayor operación logística en tiempos de paz", según los expertos); el cierre de buena parte de las sucursales, redundantes y carísimas de mantener; la resolución de la crisis de Eurobank (en la que todos los clientes recuperaron el dinero y los intereses) y, sobre todo, "haber metido al banco y a España en la escena financiera internacional sin complejos, desde la presidencia del comité de Basilea, un hito que no es fácil que se repita", apunta un ejecutivo de un gran banco. Los directivos recuerdan que el BE ha impuesto su modelo en la modernización del sistema de pagos en Europa.

En 150 años de historia del Banco de España -este año los cumple-, el subgobernador, Gonzalo Gil señala que la modernización de los últimos años "ha sido posible porque el Banco está asentado sobre el trabajo continuado de excelentes profesionales a lo largo de mucho tiempo". Con este punto de partida, el tándem Caruana-Gil se ha centrado en mejorar el funcionamiento de las cañerías (formación de personal, implementación informática, creación de una oficina de rehabilitación); abordar la implantación de la metodología de supervisión bancaria enfocada al riesgo; progresar en la investigación (el BE está considerada una de las instituciones con más capacidad de análisis en crisis financieras, economías emergentes y arquitectura financiera internacional) y desarrollar las relaciones multilaterales.

Nadie duda de calificar de "brillante" la gestión internacional. La interna, generalmente bien calificada, ofrece, no obstante, algunas lagunas. Un ejecutivo de la casa destaca la falta de modernización de la división de Supervisión, el corazón del banco, "que todavía sigue con los mismos esquemas que hace veinte años". También echan en cara que no han sabido sujetar la burbuja hipotecaria. Fuentes del BE sostienen que "poco más se puede hacer para frenar estos créditos", que crecen muy por encima del PIB, empujados por el consumo. "Se han subido las provisiones para dificultar que crezcan estos préstamos", añaden. Otra preocupación es la moderación de las inversiones industriales de las cajas.

En el seno del palacio de Cibeles circula una pregunta llena de veneno. ¿Va a conseguir el nuevo equipo desprenderse de la dictadura de las Direcciones Generales? La cuestión viene de lejos. Los directores generales han ido alcanzando una autonomía pareja a la importancia del departamento lo que les ha hecho funcionar como reinos de taifas, sin comunicación interna. Conscientes de ello, durante estos años se han constituido comités conjuntos que actuaran como vasos comunicantes; pero, a juzgar por los hechos, han tenido escaso éxito. Algunas fuentes consideran, sin embargo, que esta circunstancia puede ser buena mientras haya coordinación por arriba.

Los más críticos con la gestión de Caruana sostienen que ha tenido enfrentamientos políticos que eran evitables. Esos episodios, que han fortalecido la buena relación entre Caruana y Gil, se produjeron en varios estallidos. La primera crisis fue en verano de 2001, cuando Emilio Botín y José María Amusátegui se enfrascaron en una pelea larga y sangrante en la copresidencia del SCH. Se pidió la mediación del Banco de España, que tuvo una labor aséptica. Amusátegui dimitió.

A principios de 2002, la crisis estalló en el otro gran banco fusionado (el BBVA) al descubrirse las cuentas secretas que el BBV creó en Jersey para sus consejeros antes de la fusión con Argentaria. Había transcurrido un año desde la alianza y todavía quedaba un largo periodo de copresidencia entre Emilio Ybarra y Francisco González. Sin embargo, el presidente vasco asumió toda la responsabilidad de los 21 millones ocultos a la contabilidad pública y dimitió, junto con Pedro Luis Uriarte, vicepresidente. Salió a la luz la buena relación entre González y Caruana desde los tiempos de ambos en la Bolsa. González despidió a los consejeros del BBV y en una sola tarde se hizo con todo el poder en el BBVA.

Pocos meses después, la banca vivió la tormenta perfecta: crisis financiera en Latinoamérica (Argentina entró en quiebra y Brasil estuvo a punto de seguirle), hundimiento de Telefónica y devaluación de las empresas puntocom (incluidos los flamantes y caros bancos por Internet recién adquiridos). Todo esto se combinó con el desmoronamiento de la Bolsa. "El hecho de tener un regulador estricto y disciplinado ayudó a la banca a salir de estos problemas sin drenaje de su solvencia", según Carmen Muñoz, senior director de la agencia de calificación Fitch.

Los problemas posteriores fueron los que más quebraderos de cabeza provocaron, por sus consecuencias políticas. A finales de 2004, la constructora Sacyr intentó tomar el control del BBVA con la compra del 3,1% de su capital. El Banco de España debía aprobar la entrada, pero nunca lo hizo porque era necesario alcanzar el 5%, según la ley. La operación contaba con el apoyo (al menos de parte) del Gobierno. González salió airoso. Las relaciones del BE con el Gobierno se enfriaron.

Peor se pusieron las cosas el año pasado, tras la OPA de Gas Natural a Endesa. En teoría poco tenía que ver el BE en este asunto; pero el control de la gasista por La Caixa lo involucró. El 25 de noviembre, Caruana compareció en el Senado y, en respuesta a preguntas del PP, desveló que se investigaba el crédito concedido por La Caixa al Partido Socialista de Cataluña. El propio Solbes recriminó al gobernador. El BE asegura que nunca hubo intencionalidad política en esta intervención, pero ya había demasiada desconfianza entre las partes para recomponer los puentes. También tuvo una intervención polémica cuando criticó la deriva del Estatut por romper la unidad de mercado en el control de las cajas, lo que afectaría a la supervisión.

Jaime Caruana (izquierda) y Miguel Ángel Fernández Ordóñez.
Jaime Caruana (izquierda) y Miguel Ángel Fernández Ordóñez.LUIS MAGÁN, GORKA LEJARCEGI

LAS TAREAS PENDIENTES DEL SUPERVISOR

- Vigilar el fuerte crecimiento del crédito y la burbuja hipotecaria: los préstamos para la vivienda suben al 26% interanual.

- Prestar atención al riesgo que asumen las cajas de ahorros por su fuerte inversión en empresas.

- Controlar la morosidad del sistema, ante un posible repunte si sube el paro.

- Aplicar el acuerdo Basilea II, que busca la mejora en la gestión del riesgo y será complejo.

- Pacificar a los inspectores, que han realizado paros por sus condiciones laborales.

- Demostrar que su actuación es independiente del Gobierno socialista, pese a haber formado parte de él.

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