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La expansión de la gripe aviar

Un solo contagio entre humanos en tres años de epidemia

Tres años ha tardado el virus H5N1 en llegar desde Vietnam a España. La epidemia se detectó en aves domésticas en el sureste asiático en el otoño de 2003. Desde entonces ha afectado a más de 50 países, entre ellos 14 de la Unión Europea. España era uno de los pocos de ese ámbito que se había librado.

Pero si en la mayoría de los lugares la llegada del H5N1 ha sido un problema veterinario, en 10 países ha habido también víctimas humanas. El más castigado, y donde la epidemia se ha asentado, es Indonesia, a 13.200 kilómetros de España. En lo que va de año, en este país asiático han enfermado 35 personas, de las que han muerto 29. Además, en Indonesia se ha registrado el único caso reconocido de transmisión entre humanos, según la Organización Mundial de la Salud (OMS).

De momento, la OMS sostiene que esta situación es excepcional y no supone que el virus se haya vuelto más peligroso para las personas. Los expertos coinciden en que hace falta que el virus cambie para que sea fácilmente transmisible entre humanos: entonces comenzaría la temida pandemia.

El caso de transmisión del virus desde las aves a los seres humanos más próximo a Europa se produjo a principios de año en la parte asiática de Turquía. En total, desde que comenzó la epidemia ha habido 229 personas enfermas, de las que han fallecido 131. En su mayoría son jóvenes, y hay muchos niños. Se cree que ello se debe a que están en contacto directo con las aves de los corrales domésticos.

Foco africano

El otro foco preocupante para España está en el oeste de África. Aunque no ha habido casos humanos, Nigeria, Camerún, Níger y Burkina Faso son los países que más han preocupado a las autoridades españolas hasta ahora. En primer lugar, se suponía que las aves migratorias que iban a llevar el virus a la Península Ibérica iban a salir de esta zona. En segundo, nadie sabe con certeza la extensión de la enfermedad entre animales en esos países.

Al deficiente sistema de vigilancia en África se une la pobreza: los campesinos se resisten a informar cuando detectan mortalidades elevadas en sus aves de corral. Si lo hicieran, la primera medida sería el sacrificio de todos los animales. En teoría, la matanza se hace previa indemnización, pero los campesinos temen no recuperar las pérdidas.

Con este panorama, el anuncio de un ave muerta en España no es sino uno más para las autoridades sanitarias mundiales. Como en la mayoría de Europa, el pájaro era silvestre, y se espera poder evitar el contagio a animales de granja.

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