Reforma universitaria, ¿qué reforma?
Veo que al fin han comprendido ustedes (editorial de EL PAÍS del pasado día 2) el efecto que la Ley de Reforma Universitaria (LRU) ha producido sobre los departamentos universitarios: los departamentos mediocres han profundizado (sin comillas) en la mediocridad, mientras que los de mejor nivel han podido consolidarlo. Liberalismo en su peor acepción.
Hace 20 años que algunos lo anticipamos. He aquí dos manifestaciones comprobadas y correlacionadas del efecto: a) en EL PAÍS del pasado 20 de junio se publica que un 70% de los profesores titulares de Universidad (PTU) son de origen "local" y accedieron a su puesto sin opositores; y b) una estadística tan poco difundida (adivinen por qué) como significativa aparece en "Memoria sobre la situación del profesorado numerario con respecto a los sexenios de investigación. Año 2003" (www.mec.es/ ciencia/) de la Comisión Nacional Evaluadora de la Actividad Investigadora (CNEAI), según la cual un 43% de PTU (de todas las universidades y ramas) tienen 0 (cero) "sexenios o escalones de investigación". En breve, un "escalón" es una medida de la simple suficiencia (y no de la excelencia) investigadora evaluada por sexenios. La cifra es del 13% en el nivel de catedráticos de Universidad (CU). Aún excesiva, pero significativamente menor: la mayoría de los CU accedieron al nivel equivalente de PTU o adquirieron su formación antes de la LRU.
Más control de la sociedad que nos paga y no menos, como ahora quiere la nueva reforma de la ley, es lo que se precisaba para corregir un rumbo tan equivocado. Los recientes cantos de la ministra Cabrera a la "mayoría de edad" de las universidades y a la "responsabilidad" de los rectores son cantos al sol. Se ve con la acción de la LRU qué se ha hecho muchas veces con la autonomía. Malgastarla, las unas. Y atender a la clientela, los otros.
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