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Reportaje:COYUNTURA INTERNACIONAL

Hay vida después del petróleo

Rusia busca reducir su dependencia del crudo para seguir creciendo

La economía rusa atraviesa por un buen momento. El FMI prevé que su producto interior crezca un 6,5% este año, gracias a la consolidación del comercio exterior, la política presupuestaria, las inversiones extranjeras y el gasto público. Las tareas pendientes siguen siendo la reducción de la dependencia del petróleo y la apertura de los monopolios energéticos.

Rusia ha usado los ingresos del petróleo para pagar sus deudas: 15.000 millones de dólares al Club de París y 3.300 millones al FMI
El producto interior bruto (PIB) ruso crecerá un 6,5% este año, según previsiones del Fondo Monetario Internacional

Los últimos datos oficiales entregados por el Ministerio de Economía indican que el producto interior bruto (PIB) de Rusia ha crecido un 6,2% durante los primeros cinco meses del año. El índice se ha visto impulsado por el alza del PIB del 8,1% registrado en mayo, coincidiendo con los elevados precios del crudo. Estas cifras han sido confirmadas por el Fondo Monetario Internacional (FMI), que ha pronosticado un crecimiento ruso del 6,5% para este año.

Rusia ha mantenido tasas de crecimiento superiores al 6,5% durante toda esta década, gracias una exitosa transición hacia una economía de libre mercado y a los elevados previos del crudo. Un reciente informe del FMI señala que este año la economía se ha visto impulsada por el alza del comercio exterior, que ha crecido un 30% en 2005, hasta los 350.000 millones de dólares. Los intercambios se suman a la flexibilización de la política presupuestaria, el aumento del gasto público y las inversiones, que han crecido un 14,6% en mayo.

Mayor equilibrio

En estos dos últimos cursos, el crecimiento económico de Rusia se ha vuelto más equilibrado y depende en menor medida del consumo y de los volátiles precios del petróleo. De esta manera, el gasto fiscal ha tomado el relevo impulsor de la economía rusa, lo que ha generado algunas incertidumbres inflacionistas entre los analistas locales y en organismos internacionales como el FMI.

El objetivo del Gobierno es que los precios no crezcan más allá del 8,5% durante este año. La reducción de la inflación a un solo dígito es una de las tareas pendientes de la última década. Tras registrar un 11,7% en 2004 y un 10,9% en 2005, el índice de precios al consumo ha crecido un 5,9% en los primeros cinco meses de este año, por debajo del 7,3% registrado en el mismo periodo del año pasado. Los analistas consideran que el control de la inflación se vería favorecido si se impulsa una política de regulación flexible en la paridad del rublo con las principales monedas.

Con todo, el petróleo sigue siendo el gran elemento a controlar en la economía rusa. Rusia posee el 25% de las reservas mundiales de gas y el 20% de las de petróleo lo que, sumado a su carácter de país no OPEP, ha generado que sus ventas se hayan disparado en los últimos cinco años. En este periodo, las ganancias de la exportación de crudo han permitido que el país aumente sus reservas extranjeras de 12.000 millones de dólares a unos 180.000 millones a finales de 2005.

Control estatal

A pesar de que el vicepresidente del Gabinete ruso Alexander Zhukov ha señalado que la industria del gas y del petróleo crece a un ritmo mucho más bajo que la economía en su conjunto -dejando paso a sectores como la construcción de maquinaria, comunicaciones y comercio-, los datos son elocuentes. Rusia ha usado los ingresos del petróleo para pagar por anticipado sus deudas internacionales, depositando durante 2005 unos 15.000 millones de dólares al Club de París y 3.300 millones de dólares al FMI.

La otra gran crítica que los países europeos realizan a Rusia, es su excesivo interés por mantener el control estatal de la industria energética, especialmente en el sector de los hidrocarburos con la estatal Gazprom. La joya de la corona rusa produce más del 26% de todo el petróleo que se consume en la Unión Europea.

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