Estrecho margen
La lógica de las subidas de tipos de interés responde siempre al riesgo de inflación o, si se prefiere, al temor de las autoridades económicas a un repunte de los precios difícil de controlar si no se actúa con rapidez. La subida de 0,25 puntos decidida por la Reserva Federal estadounidense (FED), que sitúa el coste del dinero en el 5,25%, responde exactamente a esa inquietud. Ben Bernanke, el presidente de la FED, ha detectado un riesgo de inflación evidente en el encarecimiento del precio del petróleo -filtrado, en el caso de Europa, por la cotización elevada del euro respecto al dólar- y en la creciente distancia que se da en EE UU entre la tasa de inflación subyacente, que crece a ritmos muy moderados, y la general, afectada sin duda por los precios de la energía.
La incógnita era si la FED dejaría traslucir en su comentario próximas subidas durante este mismo año. El comunicado indica una agresividad menor que la que temían los analistas. Bernanke ha preferido ser prudente y lanzar el mensaje de que la desaceleración de la economía atenuará probablemente las tensiones inflacionistas. Es decir, el patrón de la FED no se impone la obligación de nuevas subidas este año. Las decisiones monetarias no son tan sencillas como subir el tipo de interés cuando se detectan riesgos de inflación o bajarlos cuando se quiere estimular el crecimiento. Tanto en el caso de Estados Unidos como en el de Europa, la dificultad reside en aplicar dosis de política monetaria restrictiva pero en la cantidad justa para no desanimar a los consumidores, alarmar a los inversores en Bolsa o perjudicar el crecimiento económico. De hecho, los márgenes para cometer errores son cada vez más estrechos.
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