Sigfrid Monleón aborda el consumismo y la utopía en 'La bicicleta'

La Roma devastada por la guerra de Ladrón de bicicletas deja paso a la Valencia devastada por el desarrollo urbanístico de La bicicleta, la nueva película de Sigfrid Monleón, que se estrena hoy en los cines de toda España. Una fábula contemporánea llena de buenas personas y mejores sentimientos que no renuncia a la reivindicación de una sociedad más justa y sostenible.

Una bicicleta es el nexo entre tres grupos de personajes, que representan otras tantas etapas de la vida (la preadolescencia, la juventud y la vejez), y tres historias de amor que se desarrollan al compás del pedaleo a través de una ciudad en continua transformación. "Es la historia de una utopía práctica y posible", afirmó Pilar Bardem, estupenda en el papel de Aurora, una combativa vecina del antiguo barrio marinero sentenciado por la especulación, que, después de toda una vida, vuelve a encontrar a Mario (Sancho Gracia), su primer amor y padre de su única hija, lo que hará que se replantee su relación con el marido Eugenio (Juan José Otegui), un desilusionado sindicalista jubilado.

En el barrio de Aurora trabaja Julia (Bárbara Lennie), una bicimensajera agobiada por un trabajo precario y mal pagado. Julia se debate entre dos amores: Santi (Javier Pereira), un estudiante activista y Luis (Alberto Ferreiro), un patinador apasionado del cine.

El protagonista infantil es Ramón (José Miguel Sánchez), un niño huérfano de madre que no tiene ganas de estudiar y está a punto de meterse en líos con un traficante (Carlos Bardem), cuando se enamora de Silvia, una compañera que lo inicia en la lectura. "La película se desarrolla en un tiempo circular, que establece una analogía con el movimiento de las ruedas de la bici y de los proyectores de cine", explicó el realizador valenciano, afincado en Madrid, que reforzó esa sensación "a través de largos planos-secuencia que siempre inician y terminan en movimiento". La ausencia de "la tiranía de la intriga" permite a Monleón contar trozos de vidas cotidianas estructurados "en capas narrativas sin jerarquías". "Está la filosofía del aprovechamiento y la reutilización frente al consumismo y el derroche energético y la reivindicación de un mundo más democrático y pacífico, pero también se habla de la transformación de las ciudades y de las personas, de la búsqueda de la identidad y del amor", señaló.