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Andalucía y Cataluña, primeras en experimentar

Cuando la Junta de Andalucía se decidió a poner en marcha en agosto de 2003 su Programa Experimental de Prescripción de Estupefacientes (Pepsa), Suiza y Holanda ya habían hecho este ensayo clínico. Las dos experiencias europeas ayudaron a perfeccionar el trabajo andaluz. El ensayo, que obligó a comprar heroína a un laboratorio escocés, arrancó con 62 drogadictos que llevaban mucho tiempo consumiendo estupefacientes y sufrían patologías diversas.

Para llegar a ese instante, hicieron falta muchos debates de ida y vuelta hasta que el Gobierno central autorizó en mayo de 2001 el empleo de heroína en ensayos clínicos con pacientes toxicómanos. En principio, se presentaron dos proyectos: uno de la Junta de Andalucía y otro de la Generalitat catalana. Para desarrollar ambos ensayos, se establecieron una serie de condiciones. El diseño del ensayo clínico tenía que involucrar a un número "suficiente" de participantes para poder lograr conclusiones consistentes. También se fijó la prohibición de administrar heroína de forma "compasiva" a los pacientes tras concluir las experiencias.

Los resultados del programa experimental andaluz corroboran que el suministro controlado de heroína constituye una opción para el 30% de los toxicómanos considerados irrecuperables, según la información ofrecida a finales del año pasado por la Junta. Los datos evidencian que los drogodependientes que recibieron heroína tienen cinco veces más probabilidades de mejorar que aquellos que sólo consumieron metadona, tanto en lo referente a su situación física y psicológica como en sus relaciones sociales.

El perfil del grupo que participó en el ensayo corresponde al de un heroinómano de larga duración -18 años de consumo por término medio- que acumulaba, al menos, dos tentativas fracasadas para dejar la droga. El 97% padecía patologías infecciosas y la mitad tenía asuntos pendientes con la justicia. Además, proliferaban las personas paradas y sin hogar. Las mujeres sólo representaron el 10% de los pacientes. El coste total del ensayo ha ascendido a 3,12 millones de euros.

Tras la remisión de los resultados a la Agencia Española del Medicamento, los responsables del programa andaluz confían en que se autorice el uso clínico de la heroína como un medicamento, aunque su administración se realice de una forma controlada.

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