Rusia quiere negociar un nuevo programa de desarme nuclear
Putin busca reemplazo al acuerdo firmado con EE UU en 1991, que expira en tres años
El presidente de Rusia, Vladímir Putin, propuso ayer a EE UU negociar un nuevo tratado para reemplazar el acuerdo de desarme estratégico START-1, un documento de julio de 1991, todavía en época de la URSS, que expira en 2009. Putin formuló la propuesta de forma vaga en una reunión con los embajadores rusos en el extranjero durante la cual dijo sentirse preocupado por el "estancamiento de hecho" que reina en el campo del desarme.
Con su propuesta, formulada de forma vaga, el presidente ruso indicaba indirectamente su descontento con el llamado Tratado de Moscú sobre armas ofensivas estratégicas, que data de mayo de 2002. Este documento, que Putin firmó conjuntamente con su colega norteamericano, George Bush, limita las cabezas nucleares estratégicas a 1.700-2.200 por cada parte, aunque no restringe ni el número de vehículos ni el tipo de éstos. Los expertos rusos han criticado este tratado por tres motivos principales, a saber: no contemplar inspecciones, permitir que las cabezas nucleares que son retiradas de los silos puedan quedar almacenadas sin ser destruidas definitivamente y contabilizar la reducción efectiva a 31 de diciembre de 2012, fecha en la que expira el tratado.
El START 2, que fue firmado en enero de 1993 y que debía haber sido la continuación del START 1, murió de muerte natural inmediatamente después de que EE UU se saliera del tratado ABM (antimisiles) de 1967 con el fin de tener las manos libres para realizar sus planes encaminados a desplegar un escudo antinuclear. Rusia se ha opuesto siempre a esta iniciativa y Putin ha indicado varias veces que su país ha desarrollado armas de nueva generación capaces de traspasar cualquier escudo.
Refiriéndose al "estancamiento" en el campo nuclear, el líder del Kremlin manifestó ayer que "Rusia no es responsable de esta situación". "Estamos por la renovación del diálogo sobre los problemas de desarme clave y, en primer lugar, proponemos a nuestros socios norteamericanos iniciar un proceso de negociaciones para sustituir el acuerdo START", afirmó.
En opinión de Putin, el "potencial de conflicto en el mundo sigue aumentando, pese a todos los esfuerzos emprendidos", y tras la destrucción del orden bipolar existe un elevado nivel de "imprevisibilidad en el desarrollo global". "Es posible que debido precisamente a esto no cesen las discusiones sobre el inevitable conflicto de civilizaciones con una perspectiva de prolongado enfrentamiento, análoga al periodo de la guerra fría", dijo el presidente. "Ha llegado el momento de proceder a la modernización de toda la arquitectura de la seguridad global", manifestó, para sentenciar después: "Si permitimos la inercia de anteriores enfoques, el mundo estará de nuevo condenado a la confrontación infructuosa. Hay que parar esta peligrosa tendencia".
Reunión con Bush
Putin abordó las relaciones ruso-estadounidenses y señaló que éstas deben basarse en la "igualdad de derechos y respeto mutuo". El líder ruso se reunirá con el presidente George Bush a mediados de julio en una cumbre bilateral y también en el marco del G-8 (el grupo de siete países más industrializados y Rusia) en San Petersburgo. El presidente ruso dijo que su país no participará en ninguna "santa alianza" y continuará apoyando todas "las iniciativas de desarrollo del diálogo entre civilizaciones". Refiriéndose a Irán, Putin dijo que Rusia "no participará en un ultimátum que conduzca a un callejón sin salida y socave la autoridad del Consejo de Seguridad de la ONU". El líder ruso opinó que en el campo de la no proliferación hay que trabajar en lo político y diplomático mediante la búsqueda de compromisos basados en el derecho internacional. Asimismo, reiteró la propuesta de crear centros internacionales de enriquecimiento de uranio bajo control del Organismo Internacional para la Energía Atómica. El presidente consideró que la crítica a la subida de los precios del gas ruso a los países vecinos es injustificada. Asegura que se trataba de una decisión económica, "Algunos nos miran a través del prisma de viejos prejuicios y ven la fuerza de Rusia como una creciente amenaza".
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