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Universidad

Las tres universidades potencian sus servicios de ayuda a los estudiantes discapacitados

La matriculación de alumnos con necesidades especiales se ha triplicado en la UPV desde 20 00

La presencia de alumnos con alguna discapacidad en las aulas de las tres universidades vascas ha dejado de suponer una novedad. La apuesta por las políticas de integración y la labor de concienciación de instituciones y organizaciones sociales ha permitido abrir, aunque todavía sea de forma incompleta, vías de desarrollo personal y profesional que hasta ahora se hallaban cerradas. La enseñanza superior no supone una excepción, como lo demuestra la potenciación de los sistemas de ayuda a alumnos con necesidades especiales que han abordado la UPV, la Universidad de Deusto y Mondragon Unibertsitatea, y el notable incremento que se ha registrado en los últimos años la matriculación de estos jóvenes.

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Un ejemplo claro de esta transformación lo ofrece la universidad pública. Pese al descenso generalizado en el número global de alumnos de la UPV, la inscripción de estudiantes discapacitados no sólo no ha disminuido, sino que se ha triplicado desde el curso 2000-01 al 2005-06 que ahora concluye. De los casi 60 alumnos registrados hace cinco años, se ha pasado a 190. En ese mismo plazo, han obtenido su licenciatura o diplomatura 68, de ellos 28 el pasado curso.

Una de las razones de este notable aumento es la puesta en marcha en 2001 del Servicio de Atención a Personas con Discapacidad, creado en el mandato del anterior rector, Manuel Montero, para garantizar la igualdad de oportunidades y facilitar la plena participación de todo el alumnado en la vida universitaria. Con todo, el crecimiento registrado se debe encuadrar en un proceso de carácter más global, a juicio de la técnica responsable en discapacidades del servicio, Ane Amondarain. "Estamos recogiendo el fruto del trabajo que se viene realizando desde hace 20 años en las etapas educativas pre-universitarias, en las que se han desarrollado políticas de integración e inclusión, a lo que se suma el proceso de normalización que está viviendo la sociedad gracias a medidas como la Ley de Igualdad de Oportunidades", resume.

Para Amondarain, la tendencia al alza va a continuar: "El volumen de jóvenes matriculados es cada vez mayor y, a medio plazo, van a surgir nuevas necesidades que van a requerir más recursos". El servicio dispone de tres empleados fijos, a los que suma personal de apoyo variable según las necesidades apreciadas. Así, este curso se ha contado con tres especialistas en apoyo educativo, un auxiliar de acompañamiento y un intérprete de lengua de signos.

El servicio depende del Vicerrectorado de Alumnado, cuyo titular, Xabier Etxagüe, destaca la "sensibilidad" de la universidad pública hacia estas personas, aunque admite que las ayudas siempre pueden mejorar.

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Barreras

"Siempre va a haber un déficit de recursos, porque, por ejemplo, el intérprete de lengua de signos puede estar en el aula, pero no puede pasar el resto del día con el alumno sordo. Sin embargo, no se puede decir que las necesidades de estas personas estén descuidadas", apunta Etxagüe.

Las labores de concienciación de la comunidad universitaria y la eliminación de barreras arquitectónicas centran igualmente la actividad del servicio. Junto a los medios técnicos y humanos a su disposición, los alumnos discapacitados cuentan con una reserva del 3% en las titulaciones con límite de plazas. También pueden optar a las becas de transporte del Gobierno para personas con dificultades de movilidad y sus tasas de matrícula son gratuitas si su discapacidad es igual o superior al 33%.

En el caso de la Universidad de Deusto, la atención a estas personas se dirige a través del Servicio de Ayuda Universitaria, que incluye desde hace 11 años la labor de dos trabajadores sociales, uno en Bilbao y otro en San Sebastián, que gestionan la cobertura de las distintas necesidades, que van de mobiliario específico a carnés especiales de biblioteca o becas y ayudas. Entre sus tareas también se halla la coordinación de la quincena de alumnos de Deusto que, de forma altruista, se ofrecen como voluntarios para acompañar a sus compañeros con discapacidad, tomar apuntes y ayudarles en su traslado en fechas de examen. Del mismo modo, mantiene convenios con entidades como la ONCE.

Pese a que Mondragon Unibertsitatea no cuenta con un servicio específico, sí ha realizado diferentes acciones para eliminar barreras arquitectónicas. También ofrece atención personalizada a los alumnos discapacitados que la pidan.

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