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Reportaje:

Alfombra roja para China en África

El primer ministro, Wen Jiabao, visita siete países africanos para estrechar relaciones y lograr recursos minerales y energéticos

Desde que el pasado enero China publicó su primer Libro Blanco sobre África, tres mandatarios del país asiático han cruzado el continente de norte a sur, y de este a oeste, para firmar contratos con los que garantizarse los recursos minerales y energéticos de los que Pekín carece, buscar apoyo a su papel como una gran potencia emergente con una visión multipolar del mundo y recordar su exigencia de que sólo hay una China y Taiwan es parte de ella.

La ofensiva diplomática la inició, a principios de año, el ministro de Exteriores, Li Zhaoxing, quien recorrió seis países africanos. En abril, le siguió el presidente, Hu Jintao, quien viajó a tres. Y ahora le ha tocado el turno al primer ministro Wen Jiabao, quien en ocho días ha aterrizado en siete naciones en las que ha apadrinado proyectos, ofrecido créditos y ganado mercados.

El comercio entre China y África el año pasado se incrementó un 35% respecto a 2004

Wen comenzó su periplo en Egipto, donde celebró a los pies de las pirámides el 50º aniversario del establecimiento de relaciones entre ambos países. Lo finalizó en Uganda, el pasado sábado, tras haber visitado Ghana, la República del Congo, Angola, Suráfrica y Tanzania. Por el camino quedaron sellados decenas de acuerdos en los campos de la energía, las infraestructuras, las telecomunicaciones, la minería, el textil, la alimentación, la sanidad o el turismo. China importa el 40% del petróleo que consume, y el 30% del que adquiere procede de África.

"El Gobierno chino, guiado por los principios de la sinceridad, la amistad, la igualdad, el beneficio mutuo y el desarrollo común, está comprometido a construir un nuevo tipo de asociación estratégica con África", dijo Wen durante el viaje. La afirmación ha sonado a música celestial en una región del mundo donde siguen vivas las heridas del colonialismo occidental. China es el tercer socio comercial de África, después de Estados Unidos y Francia.

Los líderes africanos han extendido la alfombra roja al mandatario asiático. "China ha adoptado una posición que tiene en cuenta la realidad y responde a las necesidades de desarrollo de las naciones africanas. Concede ayuda y ha establecido una relación destinada a promocionar la cooperación recíproca sin condiciones previas", dijo el presidente de Angola, Jose Eduardo dos Santos.

Angola superó en febrero a Arabia Saudí como el mayor suministrador de petróleo a China. En la antigua colonia portuguesa, los obreros chinos están construyendo carreteras, líneas de ferrocarril e institutos técnicos. Los trabajos son financiados por un crédito de Pekín de 1.600 millones de euros, asegurado a cambio de contratos petrolíferos, que se extiende hasta el año 2016. Otro de los proyectos clave es la reconstrucción de una línea férrea de 1.300 kilómetros, que va desde la ciudad costera de Benguela a una zona rica en recursos minerales en la frontera oriental con la República Democrática del Congo.

Según Silja Voss, analista de Deutsche Bank y coautora de un estudio del banco publicado este mes sobre la búsqueda china de materias primas, el viaje de Wen pone de manifiesto "el creciente interés de China en la región".

La atención de Pekín por la región ha despertado inquietud en Occidente y en la propia Suráfrica. Algunos críticos han acusado a China de desarrollar un neocolonialismo económico, de estar explotando a la población y sus recursos y de respaldar, con sus intercambios, a Gobiernos acusados de graves violaciones de los derechos humanos, como Sudán y Zimbabue. Wen negó estas acusaciones, y dijo que "China opera bajo dos principios: ventajas recíprocas y no inmiscuirse en los asuntos internos" de los demás.

Sin embargo, en Suráfrica, ambos países han acordado poner límites a la importación de textiles chinos, que, según empresas y sindicatos, han provocado la pérdida de 25.000 empleos en el país austral en los dos últimos años.

Wen también rechazó que Pekín quiera contrarrestar el peso de EE UU en la región, donde muchos dirigentes ven a China como una alternativa a sus socios tradicionales. Pero la fuerte dependencia exportadora de materias primas a China supone un riesgo para algunos estados africanos, según Voss.

El comercio bilateral entre China y África alcanzó 32.000 millones de euros el año pasado, un 35% más que en 2004 y cuatro veces más que en 2001. Pekín afirma que en 50 años ha dado 4.400 millones de euros en ayuda a África.

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