Israel prepara una represalia masiva tras la muerte de dos militares y el secuestro de otro
Milicianos palestinos asaltaron una base israelí en el mayor ataque desde la retirada de Gaza
La escalada de violencia entre Israel y las milicias palestinas alcanzó ayer un punto de no retorno. Siete hombres armados hasta los dientes lograron después del amanecer alcanzar, a través de un túnel de 300 metros, una base militar israelí cercana a Kerem Shalom, en el sureste de la frontera con Gaza. Mataron a dos soldados y secuestraron a un tercero, el primer rapto de un uniformado a manos de palestinos desde 1994. El Ejército invadió con tanques el sur de la franja a la búsqueda del militar. Es sólo el comienzo. Israel anunció que la represalia contra los grupos que reivindicaron el asalto, incluido Hamás, será devastadora.
Es la primera vez desde la retirada militar de la franja de Gaza, el 12 de septiembre de 2005, que las milicias palestinas consiguen matar a soldados israelíes en un ataque lanzado desde este territorio ocupado. A las 5.15, siete militantes de los Comités de Resistencia Popular, de Hamás y de un nuevo grupo, el Ejército Islámico, se plantaron en la base militar de Telem tras recorrer los 300 metros del túnel. Dispararon misiles contra un tanque y mataron a dos de sus ocupantes antes de regresar a Gaza con un rehén como botín. En el intercambio de fuego perecieron al menos dos de los agresores. Los grupos armados aseguraron que el ataque responde a las recientes operaciones de la aviación israelí, que asesinó a varios activistas pero también a más de 20 civiles, entre ellos varios niños, en playas y ciudades de Gaza.
Y también es la primera ocasión en que blindados, tanques y excavadoras se adentran en Gaza, completamente sellada, desde la evacuación del territorio en septiembre. Causa conmoción en el Estado judío el secuestro de un israelí. Se intentan evitar por todos los medios para impedir chantajes, y las alertas sobre el riesgo de raptos de civiles se suceden en las fronteras con Líbano y en Cisjordania y Gaza. El primer ministro, Ehud Olmert, descartó cualquier negociación sobre el intercambio de prisioneros palestinos por Gilad Shalit, el cabo de 19 años capturado.
La operación contra la base militar tendrá consecuencias en todos los órdenes. La implicación de Hamás certifica el fin de la tregua que mantenía desde comienzos de 2005. Pero revela, asimismo, las profundas discrepancias entre el brazo armado del movimiento fundamentalista, dirigido desde Damasco (Siria) por Jaled Meshal, y los dirigentes políticos en los territorios ocupados que encabezan el Gobierno palestino desde su triunfo electoral en enero. Mientras el viceprimer ministro de Hamás, Nasser Shaer, pedía la liberación del cabo Shalit, varios de los ministros islamistas pasaban inmediatamente a la clandestinidad.
Gobernar a partir de ahora -ya lo tenían muy complicado por el bloqueo económico de Israel, Estados Unidos y la UE- les va a resultar imposible. Y el acuerdo que negociaban las facciones palestinas para tratar de resolver su crisis interna sufre un golpe catastrófico. El presidente, Mahmud Abbas, tras condenar el ataque, declaró que supone el incumplimiento de lo pactado hasta la fecha.
En el terreno militar no hay duda de que la venganza israelí contra los agresores llegará tarde o temprano. El jefe del Estado Mayor del Ejército, Dan Halutz, aseguró en conferencia de prensa en Kerem Shalom: "Todo palestino que pertenezca a grupos terroristas es responsable de la vida del soldado secuestrado". Y añadió, en alusión a los políticos de Hamás, que "desde el primero hasta el último son responsables". Olmert fue más lejos: "Israel contempla a la Autoridad Palestina encabezada por Abbas y al Gobierno de Hamás como autores del ataque, con todo lo que ello implica".
Anoche, el Gabinete dio autorización al jefe del Ejecutivo para lanzar una operación masiva cuando lo considere conveniente. De hecho, ya se habían desplegado dos brigadas en las cercanías de Gaza. Aunque una fuente del Gobierno citada por Reuters afirmó que esperarán 48 horas para que el rehén sea liberado.
Dirigentes de todos los partidos israelíes salieron en tropel para reclamar la represalia más contundente, incluidas operaciones de envergadura en toda Gaza. La extrema derecha pidió abiertamente "que se liquide al primer ministro, Ismail Haniya", pero todos las formaciones exigieron a su Gobierno que lleve a cabo operaciones de castigo contra las milicias. "Los militantes pagarán un doloroso precio", amenazó el ministro de Defensa, Amir Peretz. Como sucede en estas operaciones, los civiles difícilmente se librarán.
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