_
_
_
_
Reportaje:

Crisis en Attac, el símbolo en Francia de los antiglobalización

La organización se debate entre los 'realistas', que buscan entrar en política, y los 'utopistas', que prefieren dar ideas

La asociación Attac, uno de los padres del movimiento antiglobalización, fue creada en Francia en 1998. Las últimas legislativas acababan de ganarlas socialistas, verdes y comunistas y la izquierda no gubernamental se sentía, a la vez, eufórica y marginada. De esa euforia y marginación nace Attac (Asociación para Tasar las Transacciones financieras en Ayuda de la Ciudadanía), es decir, para impulsar la adopción de la llamada tasa Tobin. En Attac están representados los movimientos sociales -sindicatos, de defensa de los inmigrantes....- y un "colegio de fundadores" con personalidades como Susan George, José Bové, Manu Chao, e instituciones como la revista Le Monde diplomatique, sindicatos estudiantiles y campesinos. Cuenta con unos 20.000 militantes -un 14% menos que hace un año- y 215 comités en Francia. La asociación existe en otro medio centenar de países.

Los grupos en España subrayan que la tensión no ha afectado a ningún otro país

Attac Francia se reunió los pasados 17 y 18 de junio para elegir dirección y discutir un proyecto de acción para 2007. El encuentro acabó en división. Por un lado, los realistas, liderados por el presidente Jacques Nikonof y el anterior líder Bernard Cassen. Por otro, los utopistas, con la economista Susan George o el sindicalista Pierre Khalfa. En teoría, el enfrentamiento nació del sistema votación. Nikonoff fue el que más votos obtuvo -el 61%-. Sus opositores denunciaron fraude. Desde Attac España las cosas no se ven tan graves: "Era la primera vez que había dos candidaturas, eso ha dado idea de división y tensión", dijo Ricardo G. Zaldívar, su coordinador, "pero los demás Attac seguimos defendiendo las mismas ideas, y somos 13 en España, además de los otros países", informa Lila Pérez Gil.

La guerra interna nace en la triple crisis de Attac Francia: de crecimiento, de perspectiva política y de organización. La estructura es imposible mantenerla. En ella pesa tanto gente que lidera organizaciones que movilizan a miles de personas como personajes que se auto-otorgan representatividad de ciertas sensibilidades. Los militantes procedentes del Partido Comunista de Francia (PCF)-como Nikonoff- quieren meter en cintura esa galaxia, darle una dirección centralizada y evitar la dispersión, con la vista en las presidenciales de 2007. Bové se ha declarado candidato a la presidencia de la República, quiere federar a los antisistema, materializar la idea de que "otro mundo es posible".

La crisis de crecimiento la puso en evidencia el no a la Constitución Europea, donde Attac tuvo influencia. Ahora, Attac parece incapaz de seguir inventando ideas para que las adopte el mundo de la política real, mientras Jacques Chirac ya ha impuesto una tasa sobre los billetes de avión para ayudar al Tercer Mundo y crecen las voces contra la financiarización de la economía. Los utopistas quieren que Attac siga siendo un "movimiento de educación popular", aunque vean a otros aplicar a su manera lo que los altermundialistas imaginan. Attac Francia pierde peso, incluso tiene deudas por primera vez. Susan George cree que Attac puede adquirir "las maneras de una secta" y dice que "no hay que sostener a ningún candidato a las presidenciales de 2007". Nikonoff reprocha a los utopistas que quieran "transformar Attac en un foro social permanente" y propone una "organización con todas las de la ley". Puede que "otro mundo sea posible" pero parece difícil que Attac siga siendo su impulsor.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_