De la euforia al drama

"A medida que la República avanza hacia su final se ve crecer la tensión", señala el catedrático e historiador José Álvarez Junco en el prólogo del volumen La Segunda República. "Vemos a los comunistas detenidos en los disturbios del Primero de Mayo de 1934. Dos meses después, en una manifestación de mujeres, vuelven a verse caras festivas, pero hay muchos puños cerrados y se palpa la tensión. Puños cerrados que se repiten, ya sin sonrisas, entre las enlutadas mujeres de los detenidos. En los días revolucionarios de octubre hay puentes volados, barricadas y cañones en Barcelona, cadáveres en Asturias, colas para el pan en Madrid. Aquella España urbana que había dejado de pasar hambre hacía dos décadas no podía imaginarse esas colas; pero volverían las colas y el hambre -y cuánta hambre- en los 15 años siguientes. Con qué dificultad se construye y qué fácilmente se destruye una situación de prosperidad".

El volumen de la colección La Mirada del Tiempo que mañana presenta EL PAÍS se inicia con una fotografía a doble página de un grupo de jóvenes celebrando la proclamación de la República el 14 de abril de 1931, foto de Alfonso, y concluye, también en gran formato, con una fotografía realizada en julio de 1936, en Tenerife, en la que un grupo de jefes y oficiales de las guarniciones de Canarias celebra una comida bajo la presidencia del general Franco, comandante general de las islas, almuerzo en el que, al parecer, se ultiman los detalles del inminente golpe de Estado.