España, en el punto de mira

La llegada del cardenal Bertone a la secretaría de Estado no augura una mejoría en las relaciones entre la Santa Sede y el Gobierno español. Al contrario: es probable que empeoren. No parece casual que el Papa sustituya a un diplomático posibilista, el mundano cardenal Sodano, por este austero salesiano de estricta doctrina y fuerte carácter, fiel secretario del gran inquisidor y, como tal, firmante de severas requisitorias contra los teólogos españoles que Roma considera avanzadilla de la deriva anticatólica que, según la Santa Sede, anima una parte de la legislación del Ejecutivo socialista.

Roma envió ayer otro dardo contra esa legislación, a propósito de la visita de Benedicto XVI a Valencia, los días 8 y 9 de julio. El Papa se pronunciará allí "muy claramente" en defensa de la familia tradicional porque la Santa Sede considera "sencillamente ridículo, si no fuera criminal, querer llamar familia o matrimonio a la unión de personas del mismo sexo".

Esta frase, pronunciada por el cardenal Franc Rodé, resume el ánimo con que el Papa viene a España, es decir, remachando los tres temas sobre los que su Iglesia "no puede negociar", dijo Rodé. El primero es "la defensa de la vida". El segundo es "la defensa de la familia". El tercer pilar que abordará el pontífice romano en Valencia es "la educación de los hijos en acuerdo con las condiciones morales y religiosas de los padres". "Es un derecho natural que la Iglesia defiende contra todas las tentativas de absorber y de dominar el sector de la educación por un poder estatal ideológico cualquiera", dijo.

Los obispos españoles, que ayer tarde concluyeron su asamblea extraordinaria en Madrid -su portavoz informará hoy a los medios de comunicación- subrayan esas ideas en una breve "Nota final", y anuncian la publicación de una Instrucción pastoral sobre "las grandes cuestiones que suscitan especial preocupación en este tiempo".