La OTAN ensaya el futuro
La Alianza Atlántica prueba en Cabo Verde su nueva Fuerza de Respuesta, creada para hacer frente a los conflictos del siglo XXI
La OTAN se asomó ayer por primera vez al futuro con la feliz consumación de unas maniobras en el archipiélago africano de Cabo Verde, perfectamente representativo de lo que pueden ser los retos del siglo XXI para una Alianza nacida en otro contexto geoestratégico. La seguridad del futuro se prevé disputada en un entorno físico muy exigente y alejado de Europa, al que habrá que responder con fuerzas expedicionarias tecnológicamente dotadas y con amplia capacidad de despliegue por un periodo largo de tiempo. El examen de ayer de la Fuerza de Respuesta de la OTAN (NRF, en sus siglas en inglés), un nuevo concepto de actuación, fue un éxito y al ejercicio contribuyeron decisivamente las tropas españolas, protagonistas del despliegue.
La nueva fuerza es muy versátil, puede ayudar en catástrofes y entrar en combate
El 11-S demostró que las amenazas tienen otra dimensión y exigen otras estragias
La playa de los Flamencos, al sur de la caboverdiana isla de San Vicente, es lo que podría ser la Luna si tuviera mar y allí probó la OTAN la nueva NRF, en un ejercicio simulado para ocupar una posición en la que se han hecho fuertes unos terroristas. La NRF se concibió en 2002 como una fuerza expedicionaria de hasta 25.000 efectivos, capaz de responder a cualquier contingencia en cualquier parte del mundo y en esta fechas ultima su preparación, con vistas a ser declarada operativa en octubre.
Las palmeras y el desierto de Cabo Verde, una antigua colonia portuguesa en la costa del África Occidental, a 600 kilómetros de Senegal, proporcionaba el marco natural para probar el nuevo concepto. La NRF está prevista para intervenir en un amplio abanico de circunstancias, desde las de pura asistencia humanitaria y ayuda en catástrofes, a las de estricto combate. Y a principios de semana los desplazados a Cabo Verde tuvieron ocasión de intervenir por un pequeño terremoto que se produjo en la isla de Brava. Aviones, helicópteros y equipos de personal se movilizaron para determinar la extensión de los daños, prácticamente nulos. Para hoy tiene previsto simular una asistencia y evacuación por la erupción de un volcán en la isla de Fogo.
"El artículo 5 ha pasado a la historia", dice el general de división español Francisco Puentes, comandante del puesto avanzado de la NRF, coordinador del componente terrestre de la operación en Cabo Verde. El artículo 5 del Tratado del Atlántico Norte establece que un ataque contra uno de sus miembros es un ataque contra todos y que todos deben responder. Es lo que ocurrió con motivo del 11-S. Pero aquel ataque también demostró que las amenazas han adquirido otra dimensión que reclama otras estrategias.
"Lo que hemos visto es dar respuestas del siglo XXI a problemas del siglo XXI, un ejemplo de entorno completamente diferente en que ahora opera la OTAN", dijo Jaap de Hoop Scheffer, secretario general de la Alianza, al concluir el ejercicio de la playa de los Flamencos, protagonizado al 90% por efectivos españoles. "Hemos visto a la OTAN en acción, con iniciativa, que proyecta estabilidad. Aquí se ve la herramienta por excelencia de la OTAN".
En línea con los nuevos supuestos teóricos, la OTAN había preparado un escenario de conflicto entre cuatro Estados insulares vecinos, agravado por tensiones étnicas, reivindicaciones territoriales y el hallazgo de yacimientos de petróleo. Todos los esfuerzos de la ONU por evitar la crisis habían fracasado y finalmente no quedó más remedio que pedir la ayuda de la OTAN, encarnada en la NRF. En un episodio del conflicto, unos terroristas se habían hecho fuertes junto a una playa. Allí acudió la NRF.
El componente marítimo de la NRF, una formación que rota cada seis meses, corresponde ahora a España, que por casualidades de las rotaciones también tiene la subjefatura del Eurocuerpo, parte principal del componente terrestre de NRF. El vicealmirante José Antonio Martínez Sainz-Rozas y el general de división Puentes ocupan las respectivas posiciones de liderazgo. Y, dado que el ejercicio en Cabo Verde es esencialmente aeronaval, allí están desde el portaaviones Príncipe de Asturias, con sus Harrier, al buque de mando y control y de asalto anfibio Castilla, con sus helicópteros, pasando por la fragata Almirante Juan de Borbón. Todos se emplearon a fondo ayer en la conquista de la posición ocupada por los terroristas, con intervención estelar de infantería de marina, buceadores y otro personal español.
Transmitida la operación por los altavoces, parecía que allí sólo jugaba España. "Ha estado muy bien. Enhorabuena", dijo el general James Jones, antes de que otro de sus generales, hiciera notar que militares de nueve países habían intervenido en la operación.
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