Detenidas seis personas acusadas de secuestrar a una mujer y su hijo en Matadepera
La Guardia Civil ha arrestado a un primo de la víctima, que lo había alojado en la casa
Agentes de la Guardia Civil detuvieron, en la madrugada de ayer en Sant Boi de Llobregat a seis personas presuntamente relacionadas con el robo vilento en un chalet de Matadepera (Vallès Occidental) el pasado 24 de abril. Entre los detenidos hay un primo de la víctima. Los presuntos asaltantes se llevaron a una mujer de 25 años y a su hijo de 4 como rehenes, y los abandonaron cinco horas después en el maletero de un coche en Cerdanyola del Vallès. La Guardia Civil cree que los acusados pueden ser también los autores de varios robos a joyerías catalanas.
Entre los seis detenidos hay un primo de la víctima, de nacionalidad colombiana, John F. Los otros detenidos son dos españoles, Jonatan P. y Mercedes G. M.; Patricio H. y Henry Wiomard V. A., de nacionalidad ecuatoriana, y Mustapha R., de origen magrebí. Todos ellos tienen entre 25 y 35 años. La policía no descarta más detenciones ni hallar nuevas pruebas que impliquen a los seis detenidos en otros delitos, explicó ayer el delegado del Gobierno, Joan Rangel.
El general de la Guardia Civil en Cataluña, Antonio Carrascosa, precisó que los detenidos podrían ser también los autores de algunos robos con violencia en joyerías.
En ningún momento, dijo Carrascosa, la mujer colombiana sospechó que su primo estaba detrás del asalto. Incluso al principio todo apuntaba a que los secuestradores, que irrumpieron en la casa encapuchados y con guantes, eran de nacionalidad ecuatoriana, porque el acento de este país latinoamericano fue el único que oyeron las víctimas. Los otros asaltantes no hablaron en ningún momento.
John F. conocía bien la casa ya que se había hospedado en el lujoso chalet durante una temporada. Cuando llegó de Colombia, su prima lo acogió, primero a él y poco después a su esposa, y le dio trabajo en la empresa, dedicada a elaborar carcasas para máquinas tragaperras, de Fernando García, su compañero sentimental y dueño de la casa.
Sin huellas
Los presuntos asaltantes, precisa el máximo responsable de la Guardia Civil "no dejaron ninguna evidencia de su estancia en el lugar". Ni huellas, ni prueba alguna que les pudiera identificar. Tampoco la declaración de la víctima, que "colaboró en todo momento", según los investigadores, fue clave para llegar hasta los detenidos. Donde sí dejaron pistas fue en su recorrido por los cajeros automáticos de Cerdanyola. Entraron en dos con la intención de sacar dinero con las tarjetas de crédito robadas y las cámaras les registraron. Durante el periplo, que duró unas cinco horas, la mujer y el niño estuvieron siempre encerrados en el maletero.
La Guardia Civil había realizado ayer seis registros en Sant Boi de Llobregat, Barcelona y Ripollet. En uno de los registros halló una arma de fogueo. La esposa de uno de los detenidos, Rebeca Ribera, de origen ecuatoriano, aseguró ayer que "más de 20 agentes" habían entrado de madrugada, detuvieron a su esposo y a su yerno y "se lo habían llevado todo". Ribera vive con su familia en Sant Boi desde hace cuatro años y antes había residido en Castelldefels.
El secuestro ocurrido el pasado 24 de abril ni siquiera fue premeditado. Los presuntos asaltantes irrumpieron en la casa entre las 7.00 y las 7.30 horas, aprovechando que a aquella hora la alarma siempre estaba desconectada. Sorprendieron al dueño y a su compañera en la cama a punta de pistola. Preguntaron por la caja fuerte, pero Fernando García les aseguró que en la casa no había dinero. Entonces los asaltantes le amordazaron junto al jardinero, que llegó a la casa cuando los ladrones ya estaban dentro. Les ataron las manos detrás de la espalda y les taparon la boca y los ojos. Al no hallar el dinero que buscaban, decidieron llevarse a la mujer y a su hijo de cuatro años. Se apoderaron de todas las tarjetas de crédito, las joyas, y de dos coches marca Mercedes que abandonaron la misma mañana. Fuentes de la investigación aseguran que no se trata de delincuentes profesionales. Algunos de los detenidos tenían trabajo, y uno tiene un negocio de compra y venta de coches.
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