Merece la pena verla
Parafraseando aquel antiguo anuncio sobre Lola Flores, Clara Montes no es cantaora, ni es tonadillera, ni cupletera, ni cantautora al uso, ni cantante pop. Pero merece la pena verla, porque conjuga todos esos palos en una manera de hacer que ya implica un riesgo interesante. En el concierto que es motivo de esta crítica, la cantante presentaba su gira Desgarrada, en la que, con el solo concurso de piano y chelo, su voz aflamencada se encuentra con la poesía o, simplemente, canciones que hicieron otros y que influyeron en su vocación: Te recuerdo Amanda, el clásico Tatuaje, o el Romance de Curro, El Palmo, de Serrat, constituyeron el repertorio de esta vocalista que tiene cosas que cantar y que contar en escena, aunque tenga ciertos problemas a la hora de gesticular con sus manos. Con todo, en esta propuesta brillaron también los versos de Antonio Gala en A trabajos forzados y el tema que la propia Clara compuso y que ha servido de banda sonora para la película homónima Sólo mía.
Clara Montes
Clara Montes (voz), Alexis Fernández (piano) y Rafael Domínguez (cello). Sala El Sol. Madrid, 20 de junio.
Gira diseñada para pequeños espacios y para tener al público encima, lo que quizá se echa en falta es abandonar toda sonorización e ir a pelo, como los cantantes de antes, para que la voz libere todo su impulso en un sonido natural, sin artificios sonoros ni amplificaciones externas, y compita con los dos instrumentos citados. En cualquier caso y volviendo al principio, merece la pena verla.
Babelia
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