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Entrevista:BARRY J. MARSHALL | Premio Nobel de Medicina 2005

"La 'Helicobacter pylori' es como un 'alien"

Milagros Pérez Oliva

Pocas personas han concitado tanto sentimiento de gratitud como Barry J. Marshall. Gracias a sus trabajos, incialmente poco comprendidos, millones de personas que sufren grastritis y úlcera péptica saben hoy que no es culpa suya, que ni el estrés ni los nervios ni la dieta son la causa de su dolencia, sino una bacteria, la Helicobacter pylori. Tuvo las primeras evidencias en 1982, pero la comunidad científica tardó más de 10 años en aceptar su heterodoxa teoría y hasta tuvo que infectarse a sí mismo para probar que existía una relación entre la bacteria y la úlcera péptica. Eso sólo ya merecía un Nobel, pero es que una parte de esas infecciones evolucionan hacia cáncer de estómago, de modo que con el tiempo se contarán por millones las personas que también le deben la vida al profesor Marshall. Hoy, los efectos de esta bacteria pueden eliminarse con un sencillo tratamiento antibiótico. Un gran triunfo de la medicina del sentido común por la que Barry J. Marshall obtuvo el Nobel de Medicina de 2005 junto con el patólogo Robin Warren. Ayer estuvo en Barcelona para inaugurar con el alcalde de la ciudad, Joan Clos, y el presidente de Novartis, Jesús Acebillo, los actos del Año de la Ciencia de Barcelona.

"Hay una región de Indonesia donde no hemos encontrado la bacteria, y nadie sufre cáncer de estómago"
"En algunas zonas de Rusia, el cáncer de estómago es más frecuente que el de mama y en Brasil más frecuente que el de pulmón"
"Cuando hay un alto riesgo de reinfección, la mejor estrategia es la vacuna y en el futuro tal vez podamos atacar la bacteria con alimentos"

Pregunta. ¿Cómo están las investigaciones sobre la relación entre la bacteria y el cáncer de estómago?

Respuesta. Se están produciendo avances importantes. Ahora sabemos que el 75% de los genes de la Helicobacter pylori son comunes a otras bacterias como como la salmonella. Pero en el restante 25% hay genes que son muy específicos y son los que permiten explicar por qué la bacteria es capaz de sobrevivir en un medio ácido. Esta bacteria de comporta de un modo muy curioso: cuando entra en el estómago se parapeta debajo de la mucosa y empieza a segregar una serie de sustancias que le permiten controlar el sistema inmunológico y convertirse en realidad en una especie de superbacteria capaz de resistir indefinidamente.

P. ¿Significa eso que en algún momento fue una ventaja relativa para la humanidad, como otras enfermedades?

R. Seguramente pero, no sabemos en qué. Lo que sí sabemos es que estaba en el organismo humano hace 50.000 años y si analizamos el material genético de las diferentes variables, vemos que coincide con las grandes migraciones de la humanidad. Es evidente que ha desarrollado esas capacidades, no para atacar al organismo ni para matar, sino para sobrevivir más tiempo y tener más posibilidades de reproducirse.

P. ¿De qué depende que una persona infectada acabe sufriendo un cáncer de estómago?

R. Las sustancias químicas que genera la bacteria para sobrevivir acaban dañando el material genético, pero sólo en una parte muy pequeña de los infectados. De hecho, se estima que sólo el 10% de ellos desarrolla una úlcera péptica y el 5% sufrirá con el tiempo cáncer. El problema es que en muchos países pobres, más del 60% de la población está infectada. En algunas zonas de Rusia, por ejemplo Moscú, el cáncer de estómago es más frecuente que el de mama y en Brasil, más frecuente que el de pulmón. Y la relación está muy clara. Hay una región de Indonesia donde no hemos encontrado la bacteria, y nadie sufre cáncer de estómago. En los países ricos, la incidencia de infecciones es más baja, pero es aún importante. Entre los menores de 40 años encontramos un 25% de infectados. Y como ahora vivimos más tiempo, el riesgo de desarrollar cáncer es mayor.

P. Hay personas infectadas que nunca tienen síntomas. ¿Por qué?

R. Depende de factorres personales y de cómo reaccione el sistema inmunitario, de lo reforzado que esté. Lo que sí sabemos es que la bacteria tiene la capacidad de controlar el sistema inmunológico y no sólo sobrevive al ácido con el que el estómago se defiende, sino que con el tiempo disminuye su capacidad de producirlo. De hecho si alguien se infecta a los dos o tres años, algo muy habitual, muy probablemente a los 20 o los 30 ya no producirá casi ácido, con lo que será más vulnerable al cáncer. Y si no se trata, la bacteria, estará en el organismo toda la vida y además se contagiará a otros.

P. Las personas que segregan más ácido sufren gastritis y úlcera, lo cual es grave, pero eso es al mismo tiempo una ventaja respecto a quienes no presentan síntomas, pues avisan de que existe una infección y ésta se puede tratar. ¿No es así?

R. Cuando alguien no presenta síntomas es como si tuviera un alien en el estómago: en cualquier momento puede saltar. La única manera de descubrirlo es someterse a una prueba que es muy sencilla y barata. Basta un análisis de sangre. Y el tratamiento es también sencillo y muy eficaz. Cuando hay gastritis, es preciso bajar primero la acidez con un antiácido y luego aplicar el antibiótico. En el 85% de los casos, la bacteria desaparece en poco tiempo.

P. ¿No hay riesgo de que cuando se trate de forma más generalizada a los portadores, se haga resistente a los antibióticos? ¿No sería en este caso mejor disponer de una vacuna?

R. En el caso de la Helicobacter pylori, el problema de las resistencias no es tan acusado como en otras bacterias, porque no tiene competencia. Está muy bien instalada en solitario en el estómago Pero estoy de acuerdo en que en el futuro, la estrategia debe pasar por una vacuna. Y no sólo por el problema de las resistencias, sino porque en países como Perú, donde las aguas están tan contaminadas, al poco tiempo de haberse sometido a un tratamiento, se produce un nuevo contagio. Cuando hay un alto riesgo de reinfección, la mejor estrategia es la vacuna. Pero estamos aún lejos de lograrla y es muy difícil porque la bacteria no es accesible al sistema inmune. Se han hecho algunos ensayos que han funcionado en ratones, pero no sabemos si funcionará en humanos. En todo caso no creo que podamos tener una vacuna antes de veinte años. Pero pera entonces, es posible que se hayan desarrollado también otros procedimientos para atacar la bacteria que no sean antibióticos, probablemente a través de determinados alimentos. Ya se están produciendo avances importantes en esta dirección.

Barry Marshall, ayer, durente su visita a Barcelona.
Barry Marshall, ayer, durente su visita a Barcelona.TEJEDERAS

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