Los alumnos del Aula de Mayores de la Universidad de Cádiz publican sus trabajos de fin de carrera
El Aula de Mayores de la Universidad de Cádiz ha despedido al medio centenar de alumnos que este curso han finalizado sus estudios con un singular regalo de fin de carrera: un volumen que recoge los trabajos de investigación que los estudiantes han realizado para conseguir su título. Este año se han publicado siete trabajos. Son memorias que los alumnos desarrollan en grupos, bajo la dirección de un tutor encargado de dirigirles en el proceso investigador.
El saqueo de Cádiz de 1596, La antigua fábrica de tabacos de Cádiz o Historia de los faros del litoral de Cádiz son algunos de los títulos de estos trabajos, similares en su concepción a una tesina. La mayoría de los alumnos se decanta por temas históricos, según el profesor Juan Torrejón, "porque su bagaje cultural y su experiencia vital les permiten ofrecer una visión global e interpretativa de la Historia que no alcanzan los jóvenes".
La confirmación de esta teoría la encuentra Torrejón en el estudio que le ha tocado dirigir este curso. Un análisis del puerto de la Bahía de Cádiz que, a pesar de que ofrece un recorrido histórico, aporta ideas de futuro para el desarrollo de esta infraestructura. Sus autores, cuatro mujeres y dos hombres del Aula de Mayores, afirman, en pleno debate urbanístico sobre el papel del puerto gaditano, que "sólo si existiera una alternativa viable para ampliar el suelo portuario y se desarrollara se podrían plantear los usos complementarios del suelo disponible de acuerdo con al legislación vigente". Una conclusión que el grupo extrae después de estudiar el tráfico de pasajeros y mercancías que soporta el puerto, su rentabilidad económica, el diseño de los muelles y la legislación vigente, y que podría ayudar a tomar una decisión al Ayuntamiento de Cádiz y a la Autoridad Portuaria de la Bahía, actualmente enfrascados en una discusión sobre el futuro de esta zona.
Para desarrollar esta memoria, los alumnos de cuarto reciben clases de Introducción a la Investigación, una asignatura en la que, además, deben redactar un proyecto investigador que presentan a sus compañeros. Es el germen del trabajo académicamente dirigido que realizarán en quinto curso y que servirá de colofón a su paso por la Universidad. Eso, si así lo quieren, porque hay ejemplos de alumnos que continúan las clases a pesar de haber obtenido su título. Es el caso de Guillermo Delpiani, un estudiante de 75 años que acaba de terminar su noveno año en la UCA y que ya piensa en las asignaturas que elegirá el próximo curso.
Delpiani es licenciado en Ciencias Náuticas, Filosofía y Teología, y cursó tres años de Derecho. Su trabajo como inspector de buques lo llevó a vivir, entre otros países, en Brasil, Estados Unidos, Canadá y Uruguay. Habla inglés, francés, italiano y portugués, y ha sido jugador de fútbol en Primera División con el Lérida y, después, con el Sevilla. Y sin embargo, se considera "un analfabeto". "Cuando estudias una carrera te dedicas a asignaturas concretas, sólo relacionadas con esa titulación, pero ahora estoy aprendiendo cosas de las que no tenía idea, como Arte o Fotografía. Vuelves a ser joven", explica. Delpiani también presentó un trabajo cuando acabó quinto. "Hice un estudio, con otros cuatro alumnos, sobre la presencia francesa en Cádiz. Cuando los compañeros leían el trabajo, visitaban los lugares donde decíamos que había pruebas de la estancia francesa", comenta orgulloso.
A este aventajado alumno aún le queda una asignatura pendiente. "Propondré que me contraten como profesor", dice. Hace unos meses vivió una experiencia similar: ofreció tres conferencias sobre el Aula de Mayores dentro del programa de sede itinerante de la Universidad para acercar estos cursos a otras poblaciones. La respuesta ha sido abrumadora, pero la UCA no cuenta con profesores suficientes para atender esta demanda y el director del Aula de Mayores, Arturo Prada, busca soluciones. Quizás, el sueño de Delpiani no esté tan lejos de cumplirse.
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