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Al Qaeda planeó un atentado con gas letal en el metro de Nueva York en 2003

El 'número dos' de Bin Laden dio la orden de cancelar el ataque con cianuro de hidrógeno

Yolanda Monge

El gas letal hubiera matado a cientos, miles de personas. Hubiera sido la "segunda ola" que temía la Administración norteamericana después de los ataques terroristas del 11-S. Al Qaeda planeaba atacar el metro de Nueva York en 2003. Pero cuando faltaban 45 días para el golpe de terror, el número dos de Osama Bin Laden, Ayman al Zawahiri, canceló la operación, según extractos del libro de Ron Suskind The one percent doctrine (La doctrina del 1%), que publica hoy la revista Time. Los servicios de espionaje siguen sin saber realmente por qué se abortó el ataque.

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En un relato amplio y detallado en información, Suskind construye los meses anteriores a que se desmontara el compló contra el metro de Nueva York. Siempre se ha dado por hecho que EE UU nunca ha tenido ningún topo de importancia dentro de Al Qaeda. "No es cierto", sostiene el autor en su libro. "Al menos no era cierto a principios de 2003. Existía una fuente en Pakistán que tenía fuertes conexiones con el alto mando de Al Qaeda", escribe Suskind. "Llamémosle Alí". Alí será quien informe al presidente de EE UU, George W. Bush, de que Al Qaeda ha decidido cancelar el ataque terrorista. Alí colaboró con Washington porque como otros veteranos dentro de la red terrorista creía que Bin Laden nunca debía de haber atacado a EE UU.

Pero la primera vez que los servicios secretos supieron del plan de Al Qaeda fue gracias a la información obtenida tras la detención del yihadista de Bahrein Bassam Bokhowa, capturado en Arabia Saudí a principios de 2003. Un comando conjunto de EE UU y Arabia Saudí registró la casa de Bokhowa y se incautó de un ordenador portátil cuya información enviaron para analizar a la sede de la CIA. Así se supo que Al Qaeda tenía planes para construir un artefacto sencillo, fácil de ocultar y manejar, que liberaría cianuro de hidrógeno, un gas letal de rápido efecto.

Para obtener ese gas, basta con mezclar adecuadamente cianuro sódico, un componente de algunos venenos contra las ratas, con un ácido. El cianuro de hidrógeno es incoloro y de un olor similar a las almendras amargas. Una concentración de 300 partes por millón en el aire es suficiente para matar a una persona en unos minutos.

Al Qaeda había descubierto el Santo Grial de los terroristas: el mubtaqar, que en árabe significa "invento". El artefacto era un poco de ambas cosas. Fácil, extremadamente fácil.

En un lugar cerrado, como el sistema de ventilación de una oficina o del transporte subterráneo, podría causar miles de víctimas. Los nazis usaron una forma de este compuesto químico en las cámaras de gas de los campos de exterminio.

Cuando la CIA construyó un prototipo del diseño revelado en el ordenador y se lo mostró al presidente Bush, éste tomó en sus manos el diminuto invento y sólo acertó a decir, muy bajito, casi para sí mismo: "Esto es una pesadilla".

Al Qaeda se disponía a lanzar la "segunda ola" colocando varios dispositivos de gas venenoso en los vagones del tren subterráneo de Nueva York.

Comenzaron las detenciones de personas cuyos nombres se encontraban en poder del detenido de Bahrein. Pero de los interrogatorios no se obtenían respuestas. El presidente preguntaba cada mañana al entonces director de la CIA, George Tenet: "¿Qué sabemos del mubtaqar?". Y Tenet contestaba: "No mucho más, pero estamos haciendo todo lo que podemos para poner contra las cuerdas a esos tipos".

Había llegado la hora de llamar a Alí. Por esta fuente se supo que Al Qaeda estaba a sólo 45 días del ataque cuando fue suspendido. Alí confirmó a Washington que Al Zawahiri había parado el atentado. Pero no dio más explicaciones, escribe Ruskind, periodista del diario The Wall Street Journal y ganador de un premio Pulitzer.

El FBI declinó ayer confirmar el relato. Un portavoz del Departamento de policía de Nueva York aseguró que las autoridades sabían del plan para atacar el metro: "Estábamos advertidos del compló y tomamos las precauciones necesarias".

Dos policías en el metro de Nueva York en octubre de 2005.
Dos policías en el metro de Nueva York en octubre de 2005.REUTERS

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Sobre la firma

Yolanda Monge
Desde 1998, ha contado para EL PAÍS, desde la redacción de Internacional en Madrid o sobre el terreno como enviada especial, algunos de los acontecimientos que fueron primera plana en el mundo, ya fuera la guerra de los Balcanes o la invasión norteamericana de Irak, entre otros. En la actualidad, es corresponsal en Washington.

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