_
_
_
_
CÁMARA OCULTA
Columna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las columnas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

Las pelotas del cine

Si usted pertenece a la minoría étnica no apasionada por el devenir del Mundial de fútbol es mejor que estos días no salga de casa para charlar con amigos. Es más que probable que no encuentre un lugar en el que no se esté hablando del partido del día o del emitido hace un rato, ya que los hay para todos los gustos, colores, religiones y horarios.

Lástima que la programación cinematográfica se arrugue ante la competencia del fútbol y no le plante cara con estrenos sonados. Sería éste un buen momento para refugiarse en el aire acondicionado de las salas de cine... donde lo haya. Seguramente creen saber los del negocio que la lucha contra el fútbol está perdida de antemano. Se les oye decir desde la noche de los tiempos que al cine le perjudica todo: el buen tiempo, el mal tiempo, el fútbol, la televisión... Hubo una época en que TVE no emitía películas los fines de semana precisamente para favorecer que el público acudiera a las salas. Dio igual. La gente seguía saliendo de casa para ir al cine si le interesaba alguna película, tanto si hacía calor como si caían chuzos de punta.

En la cartelera actual hay excepciones, es decir, buenas películas, faltaría más, y algunas hasta hablan de fútbol, tratando de concitar ambas aficiones. Por ejemplo, Galatasaray Depor, que en el festival de Berlín del año pasado hizo partirse de risa a un público agradecido. Y aunque ya en pocas plazas, siguen en cartel otros dos filmes insólitos y excelentes, también del festival de Berlín: Estrellas de La Línea, el combate futbolístico de unas putas guatemaltecas, y La gran final, que cuenta las peripecias por ver desde distintos confines del mundo el último partido de la Copa del Mundo de 2002. Pero parece que el público no se anima a verlas.

Pocas películas sobre fútbol han interesado a los aficionados al cine o al fútbol, como si ambos espectáculos fueran incompatibles entre sí. Y puede que así sea, ya que aunque se hayan filmado muchísimas películas con el fútbol como tema de fondo, tal como recuerda Carlos Marañón en su excelente libro Fútbol y cine, pocas han sido de éxito. Quizá la cuestión esté en que las cámaras no hayan sabido calar narrativamente la belleza del deporte, o que el cine sólo tenga interés en directo, con la sorpresa de una buena jugada y la incógnita del resultado final. Claro que, en las películas, el fútbol suele ser un simple recurso para tratar otros temas, como ocurre efectivamente en los tres buenos títulos citados más arriba. Cuando tratan directamente de fútbol a cara descubierta -Zidane, vista en Cannes, o Real, recientemente estrenada y desaparecida de cartel-, aún atraen a menos público.

¿Puede el cine batallar contra el fútbol contando precisamente historias de fútbol? Está claro que no. Con motivo del Mundial, el pasado festival de Berlín dedicó especial atención al tema. Sin embargo, las películas de fútbol se perdieron entre las que contaban otras cosas de la vida. Muchas pelotas habría que echarle al cine para que pudiera competir en el mismo terreno con un Mundial de fútbol.

Babelia

Las novedades literarias analizadas por los mejores críticos en nuestro boletín semanal
RECÍBELO

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_