España concede asilo a dos practicantes del movimiento Falun Gong
El Ministerio de Interior ha concedido asilo a dos miembros del movimiento Falun Gong de nacionalidad china a los que la embajada de su país en España se negó a renovar el pasaporte y conminó a viajar su país para este trámite burocrático. Según Carlos Iglesias, abogado del movimiento en España, uno de los expedientes está cerrado y el segundo, ya concluido, sólo está pendiente de la firma del ministro Alfredo Pérez Rubalcaba.
La concesión de asilo es la respuesta del Gobierno español a una de las medidas de presión habituales del Gobierno chino contra los practicantes de Falung Gong chinos que no viven en su país. "Se les persigue allí donde estén", explica Iglesias. "La negativa a renovarles el pasaporte les obliga a viajar a su país, donde se arriesgan a ser detenidos y sometidos a las más aberrantes torturas", añade.
El Tribunal Supremo admitió a trámite la pasada semana la querella presentada por 15 miembros de por Falun Gong (todos ellos residentes en el extranjero) contra el número cuatro del régimen chino, Jian Quinling, por los delitos de genocidio y torturas. "Por el principio de jurisdicción internacional, España puede perseguir estos delitos independientemente de dónde se hayan producido y que las víctimas sean o no españolas", explica Iglesias. La querella, presentada en septiembre 2004, pretendía la detención
de Quinling, entonces en visita oficial en España. Pero la Audiencia Nacional la desestimó y Falun Gong recurrió al Supremo, que ahora ha ordenado a la Audiencia investigar el caso.
El Falun Gong lo constituyen una serie de prácticas, consistentes en ejercicios físicos y meditación, a los que sus practicantes atribuyen efectos beneficiosos sobre la salud. No es una religión. Tampoco tiene connotaciones políticas ni miembros formales, sino practicantes, maestros y discípulos que contribuyen a su expansión. "Es parecido al tai chi y al yoga. Son prácticas heredadas de las tradiciones milenarias chinas con la ventaja que puede hacerse al aire libre y gratis. En Madrid la gente se reúne los domingos en el parque del Retiro y en Barcelona, en el de la Ciudadela", explica Iglesias.
Entre 1992 y 1999, los años de apogeo del movimiento, cada mañana, antes de acudir al trabajo, millones de ciudadanos chinos llenaban parques y jardines. El Ministerio de Salud chino, incluso, dio al movimiento varios certificados que apoyaban su práctica y reconocían su contribución a la buena salud física y mental.
Pero Falun Gong creció y llegó a tener entre 70 y 100 millones de practicantes en China, con lo que superó a los 65 millones de afiliados al Partido Comunista. "Quizá fue por eso, o por la necesidad de unir filas contra un enemigo común, pero en 1999 las autoridades chinas iniciaron una brutal represión contra los practicantes", añade Iglesias.
Los hechos denunciados por Falun Gong son espeluznantes: cientos de miles de personas encerradas sin juicio en campos de trabajo, miles de muertos, torturas, violaciones y tráfico de órganos. España no es el único país al que el movimiento ha pedido el auxilio que no puede encontrar en la ONU por el derecho a veto que tiene China y en la Corte Penal Internacional, no reconocido por el país oriental. "Tenemos querellas interpuestas en 30 países, entre ellos Estados Unidos, la mayoría de los países europeos, Chile...", concluye.
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