Expertas destacan las formas de empleo para mujeres surgidas de la gestión medioambiental
Huelva acoge unas jornadas sobre mujer, medio ambiente y desarrollo sostenible
La estrecha relación entre las políticas de género y el medio ambiente ha vuelto a ser abordado dentro del Programa Geoda, que ayer terminó unas jornadas organizadas en Islantilla (Huelva) por el Instituto Andaluz de la Mujer, la Consejería para la Igualdad y la Consejería de Medio Ambiente. Durante dos días, más de una decena de expertos han tratado temas como la sostenibilidad medioambiental y la innovación tecnológica, el papel de las mujeres en la gestión de las ciudades; el consumo responsable o la cooperación al desarrollo, entre otras cuestiones. La ponencia marco, expuesta por la experta Lorena Aguilar, versó sobre la equidad de género, el medio ambiente y el empleo.
Una fotografía puede resumir una idea. En la imagen, una pareja -hombre y mujer- avanza por una carretera. Él, delante, fuma. Ella, detrás y encorvada, acarrea a su espalda una montaña de leña. Así se entiende la división del trabajo en las zonas rurales de muchas partes del mundo.
Con esa visión ilustraba el pasado jueves la experta costarricense Lorena Aguilar, consejera Mundial de Género de la Unión Mundial para la Naturaleza, no sólo la desigualdad en el reparto de labores entre hombres y mujeres, sino también la vinculación que liga a la mujer con la naturaleza y sus recursos, especialmente en áreas poco favorecidas.
"En una comunidad rural de Suramérica pedimos a las mujeres y a los hombres que marcasen con cintas azules la flora de la selva que podía ser aprovechada por las personas. Los hombres sólo marcaron la leña. Las mujeres, más de 10 especies con utilidades distintas", ejemplificó la experta.
Es en áreas de Latinoamérica donde Aguilar ha desarrollado más proyectos, de los que muchos han consistido en el fomento de nuevas formas de empleo relacionado con el medio ambiente que implican a las mujeres. "A diferencia de otros sectores, en el medioambiental permite introducir nuevas prácticas e iniciativas productivas que no han sido clasificada previamente como 'femeninas o masculinas", dijo Aguilar, quien explicó que, por ejemplo, en la Baja California (México), las mujeres habían impulsado iniciativas de ecoturismo relacionadas con la visita a los grupos de ballenas que allí se reproducen.
El marco de los trabajos de Aguilar, así como el del conjunto de los expertos e investigadores en género y medio ambiente citados en Huelva, se encuentra en la Declaración del Milenio de las Naciones Unidas. Este documento se centra en conseguir la paz, la seguridad, los derechos humanos y las libertades fundamentales. Uno de sus puntos hace referencia explícita, además, a la promoción de la igualdad entre géneros y a la promoción de las mujeres. Todo en consonancia con un desarrollo económico sostenible con el medio ambiente.
A la visión positiva y optimista de Lorena Aguilar se opuso, "sin querer", la de la profesora de Geografía Humana de la Universidad Complutense de Madrid, Ana Sabaté. "Creo que cada vez es más difícil adaptar los principios de sostenibilidad medioambiental con conceptos como la creación de empleo", dijo. Sabaté elogió la labor de los proyectos concretos emprendidos por mujeres como Aguilar pero señaló que su repercusión de manera global era relativa. "Las acciones de mejora suelen ser minoritarias y la capacidad de generar empleos, siempre locales", señaló Sabaté.
Sin poder
Ambas expertas, Aguilar y Sabaté, se refirieron a la poca influencia y poder de decisión del que gozan las mujeres en los círculos de poder y recordaron la necesidad de que éstas terminen teniendo acceso. Pero ninguna de las dos afirmó que las mujeres con poder puedan mejorar los usos y explotaciones intensivas del medio ambiente que actualmente se producen.
Es precisamente este nuevo techo de cristal el que jornadas así intentan romper, como explicó la directora del Instituto Andaluz de la Salud, Soledad Ruiz: "Es lamentable comprobar cómo en nuestra relación con la naturaleza, los roles de género y la mirada patriarcal nos siguen situando sólo como responsables de un consumo sostenible y alejadas de la investigación, la planificación de recursos y la ocupación de los espacios y de la implicación activa en los procesos emergentes de desarrollo y de creación de empleo".
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