Una pareja secuestra tres años al hijo de una inmigrante a la que obligaba a prostituirse
Los agentes del Grupo VIII de la Brigada Provincial de Extranjería y Documentación han acabado con la odisea de Joy David Ogbebor, una inmigrante nigeriana de 26 años. Durante los últimos años ha sido obligada a prostituirse para pagar una deuda de 45.000 euros y poder recuperar así a su hijo, de tan sólo cuatro años. Éste se encontraba secuestrado por una pareja de compatriotas de la mujer que retuvieron al menor hasta que saldara todo el dinero que les debía. La víctima denunció el hecho hace un año ante los Mossos d?Esquadra (policía autonómica catalana). Los agentes han detenido a la mujer, Becky Franklin, de 27 años, y esperan detener en breve a su compañero, Nosa Gibson Ehiorabo, de 24 años, que se halla en el extranjero.
La víctima relató al efectuar la denuncia que en 1999 contactó con un individuo en Lagos (Nigeria), su ciudad natal, que le propuso emigrar a España. No recuerda su nombre. Le dio 35.000 euros y fue con otras cuatro mujeres y dos hombres (a los que llama patrones) a Mali. Desde allí deberían de coger un avión a España. Les engañaron y se quedaron solas en Mali. En la espera las mujeres se quedaron sin dinero y sin nada que comer. Entonces se vieron obligadas a prostituirse por diversos locales.
La denunciante contactó con Nosa Gibson Ehiorobo y Becky Franklin mediante un conocido. Al final cogió una patera que la llevó hasta Tarifa. Desde un teléfono público, llamó a sus nuevos patronos. Éstos le dijeron que cogiera un autocar que la llevara a Madrid.Como no tenía dinero, tuvo que mendigar para pagarse el billete. Ya estaba embarazada de siete meses y tres semanas.
La mujer le dijo que tenía que abortar. Franklin le dio una pastilla abortiva y comenzó a tener pérdidas de sangre. Fue trasladada al servicio de urgencias del hospital de Móstoles, donde dio a luz a su hijo. Éste tuvo que pasar dos meses en la incubadora, ya que había nacido bajo de peso y con pocas defensas. Los problemas que la mujer dio a sus nuevos patronos hizo que la deuda subiera hasta los 45.000 euros. Para asegurarse de que iba a pagar, los captores se quedaron con el niño y le fueron facilitando clubes por toda España donde se prostituyó.
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