Tragedia griega
Bajo la hermosa fachada de esa aparentemente modélica institución llamada familia pueden esconderse traumas que, cuando salen del escondrijo en el que se han mantenido en estado latente durante años, provocan la ruptura de su estabilidad, de su cohesión interna. El joven director y guionista estadounidense Dan Harris (26 años; 24 cuando rodó la película) ha confeccionado en la estimable Héroes imaginarios uno de esos lavados de trapos sucios que acaban desmontando no sólo el castillo del hogar sino también un determinado modo de vida occidental.
En línea de Gente corriente (Robert Redford, 1980) y La tormenta de hielo (Ang Lee, 1997), la muerte de uno de los vástagos provoca un desastre que sin embargo tiene menos que ver con el trauma presente que con un sentimiento de culpa anterior, alimentado minuto a minuto a través de desprecios, miradas oblicuas y silencios cómplices. Harris dirige su orquesta con pulcritud, con una planificación siempre dispuesta a posar su mirada donde más necesaria es y con unos cuantos toques de la cultura pop de hace una década (un verso de una canción de Pearl Jam, una melodía de los Smashing Pumpkins).
HÉROES IMAGINARIOS
Dirección: Dan Harris. Intérpretes: Sigourney Weaver, Emile Hirsch, Jeff Daniels, Michelle Williams. Género: drama. EE UU, 2004. Duración: 110 minutos.
Sin embargo, puede que por miedo a que su tragedia griega resulte demasiado sangrante, Harris añade una pizca de humor extravagante que desorienta más que perturba. De modo que dentro de un homogéneo conglomerado, quizá sea éste el único elemento que no acaba de funcionar en un drama basado en el modelo fundacional griego, repleto de infidelidades, odios y desconexiones en el árbol genealógico.
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