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Crítica:
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Patito feo colegial

Javier Ocaña

Hace tiempo que los proscritos de instituto han demostrado tener más interés cinematográfico que los reyes del baile, los ases del deporte y los empollones con pedigrí. Desde que Jeff Kanew inaugurara el ciclo protagonizado por el ala masacrada de la adolescencia con La revancha de los novatos (1984), el cine se ha nutrido de perdedores más o menos extraños, más o menos vengativos, más o menos receptivos y/o conformistas con su condición de bicho raro al que la aristocracia colegial puede utilizar como conejillo de indias para sus collejas. El chaval adicto a los cómics protagonista de Promedio rojo es el último de ellos.

Dirigida por el chileno Nicolás López y coproducida por Santiago Segura (que se reserva una colaboración en el reparto), la película se nutre de algunas de las realidades/tópicos de este tipo de productos, con el inevitable onanismo como capitán del equipo. En este sentido, Promedio rojo poco se diferencia de cintas americanas recientes como Viaje de pirados o American Pie, salvo por el bajísimo nivel de sus gracias, lo que hace que en algún momento su historia ande más cerca de las películas italianas de Jaimito (protagonizadas en el paso de los setenta a los ochenta por Alvaro Vitali) que de notables peculiaridades como Napoleón Dynamite. Eso sí, visualmente la presencia del sexo siempre es más virtual que explícita. Así, al director parece interesarle mucho más el primer plano de una vomitona que el del típico desnudo de la mujer repleta de curvas.

PROMEDIO ROJO

Dirección: Nicolás López. Intérpretes: Ariel Levy, Xenia Tostado, Benjamín Vicuña, Nicolás Martínez. Género: comedia. Chile, España, 2004. Duración: 95 minutos.

Ahora bien, donde realmente se distancia Promedio rojo de sus hermanas freaks es en la escenificación de la novatada, en la visualización del fastidio, materia en la que se lleva la palma la cruel secuencia de la paliza en el baño, casi de cine social. Una novedad que puede desorientar un tanto, pero que supone lo único salvable de un producto en general más que olvidable.

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Sobre la firma

Javier Ocaña
Crítico de cine de EL PAÍS desde 2003. Profesor de cine para la Junta de Colegios Mayores de Madrid. Colaborador de 'Hoy por hoy', en la SER y de 'Historia de nuestro cine', en La2 de TVE. Autor de 'De Blancanieves a Kurosawa: La aventura de ver cine con los hijos'. Una vida disfrutando de las películas; media vida intentando desentrañar su arte.

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