Trituradora
Desde el primer momento muestra sus cartas: ruidos industriales, frases de guitarra voluntariamente quebradas y una rítmica con la batería del necesario Skoota Warner y el bajo de su fiel Melvin Gibbs. El estadounidense se trajo la formación más contundente que se le haya visto. Contó para ello con dos aguerridos percusionistas brasileños, maestros en ese retumbar característico que constituye la banda sonora de las calles de Salvador de Bahía durante su carnaval. Lindsay lo conoce bien: allí, sobre la plataforma de un camión y junto a la instalación ambulante del artista plástico Matthew Barney, paseó su música hace un par de años.
Muchas de sus canciones son agradables. Las endurece el envoltorio. Kamo desborda favorablemente en directo los límites de la grabación en estudio. La crispación deja su recado en una guitarra que chirría y hiere los tímpanos. A medida que iba creciendo la distorsión, en una aproximación estética a ciertas propuestas rompedoras, desaparecía toda huella de melodía.
Canta en inglés y portugués (Personagem, Combustível). No se trata de una impostura: Arto Lindsay ha producido a Caetano Veloso, Gal Costa y Marisa Monte, y creció en Pernambuco, ese Estado del noreste de Brasil al que solía recurrir el Pato Donald en sus historietas para librarse de ciertos indeseables.
Hasta algo de country se oye en las últimas composiciones de quien pasó por grupos como Golden Palominos o Lounge Lizards, trabajó junto a Laurie Anderson y David Byrne, y fundó con su amigo Peter Scherer los Ambitious Lovers -y antes DNA, claro exponente de la no wave-.
Se permite cantar a capella una antigua samba con su no voz y retoma otra con el propósito de pasarla por la trituradora. Lleva más de veinte años desmenuzando y deconstruyendo lenguajes sonoros.Arto Lindsay Arto Lindsay (guitarra eléctrica y voz), Micah Gaugh (teclados y saxo), Melvin Gibbs (bajo), Mario y Marivaldo Paim (percusión) y Skoota Warner (batería). Sala Heineken. Madrid, 5 de junio.
