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La policía de Londres sigue buscando armas químicas en una casa

Un informe critica la falta de medios en la operación de auxilio tras los atentados del 7-J

La policía británica seguía ayer sin encontrar arma química alguna en el domicilio de una familia musulmana asaltado en la madrugada del viernes en Londres. En el asalto fue herido de bala un joven de 23 años, y sus abogados aseguran que la policía disparó sin aviso previo y sin que se produjera ningún forcejeo. En la operación fueron detenidos dos hermanos que aseguran no tener ninguna conexión ni con el terrorismo ni con grupos islamistas. Por otra parte, un informe de la Asamblea de Londres publicado ayer revela que los servicios de emergencia no estaban preparados para los atentados del 7 de julio del año pasado.

Aunque sin la trascendencia y el impacto de la muerte de Jean Charles de Menezes, el brasileño que recibió media docena de disparos en la cabeza mientras era sujetado por los policías que le habían tomado por un terrorista, el caso de los hermanos Abul Kahar Kalam, de 23 años, y Abul Koyair Kalam, de 20, plantea nuevos interrogantes sobre el trato de la policía a los sospechosos de terrorismo.

Más de 250 agentes intervinieron en el asalto de la casa de los Kalam. Algunos diarios han publicado que el disparo lo hizo Koyair tras arrebatarle el arma al agente en un forcejeo. Otros, que el disparo se produjo durante ese forcejeo. Según el relato ofrecido ayer por sus abogados, los dos hermanos bajaban corriendo por las escaleras tras oír el primer estrépito del asalto cuando la policía hizo un disparo que hirió a Kahar, que iba delante. La bala entró por la parte alta del lado derecho del pecho y salió por el hombro, en una trayectoria de abajo arriba que hace muy difícil que el disparo lo hiciera Koyair, que estaba detrás.

Según los abogados, el forcejeo se produjo después, cuando Kahar cogió el arma por el cañón temiendo un segundo disparo y se produjo quemaduras en la mano. Tanto la prensa como los abogados coinciden en que el disparo se produjo sin aviso previo, extremo confirmado tácitamente por la policía porque nunca lo ha desmentido.

El asalto se produjo al recibir los servicios secretos la información de que en la casa se estaba preparando un atentado con armas químicas, quizá cianuro o ricino, que podía haber provocado cientos o miles de muertos. Pero hasta ahora no se han encontrado rastros de material químico y un oficial admitió al diario The Guardian que dicho material "puede estar en cualquier parte o no existir". La pista podía haber sido falsa o haber proporcionado un lugar equivocado. Sin embargo, la policía aún no se ha dado por vencida y el rastreo de la casa puede durar aún varios días más.

Los errores en la lucha antiterrorista se extienden a los servicios de protección civil. Un informe de 150 páginas publicado ayer por la Asamblea de Londres concluye que la capital no estaba preparada para afrontar los atentados del 7 de julio del año pasado (el 7-J): cuatro explosiones simultáneas -tres en el interior del metro y una en un autobús- que produjeron 52 muertos, además de los cuatro suicidas. Los problemas de comunicaciones y la falta de previsión para atender a los supervivientes que salieron por su propio pie son los principales errores.

Aunque se establecieron puntos de encuentro para los servicios de emergencia, no se hizo lo mismo con los ciudadanos que viajaban en los convoyes afectados, por lo que se desconoce la identidad de 3.000 de las 4.000 personas afectadas por las explosiones. Hubo también fallos de coordinación, como el hecho de que uno de los hospitales más cercanos a una de las explosiones no fuera alertado por las autoridades. Pero sobre todo fallaron las comunicaciones entre el interior de la red de metro y el exterior. Algo "inaceptable", según el presidente del equipo autor del informe, Richard Barnes.

Policías vigilan los alrededores de la casa de Londres donde tuvo lugar la redada el pasado viernes.
Policías vigilan los alrededores de la casa de Londres donde tuvo lugar la redada el pasado viernes.EFE

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