¿Qué haría usted si dirigiera un periódico?
Bono fue el director de 'The Independent' 24 horas; Alaska, Rosa Regás o David Delfín se ponen en el papel
El 16 de mayo el diario británico The Independent llegó a los quioscos con una portada muy peculiar: sobre un fondo rojo con varias ilustraciones (una calavera, una paloma de la paz, una jeringuilla) destacaba un titular fuera de lo común: "No News today" (Un día sin noticias). Debajo, en letras pequeñas, una frase contundente: "6.500 africanos han muerto hoy a consecuencia de una enfermedad tratable y prevenible. VIH / Sida".
Tras esta idea estaba Bono, el cantante del grupo U2, que el día anterior se trasladó a las oficinas del periódico para dirigir sus contenidos y le cedió gran parte del protagonismo, no sorprenderá a nadie, a África, un continente al que los periódicos europeos no prestan la atención que el cantante querría. No fue su única aportación. Bono también encargó un perfil humanista sobre Hugo Chávez ("el hombre con los enemigos más poderosos del mundo"), un reportaje sobre los kurdos de Irak y le dedicó muchas páginas a deportes. La mitad de la recaudación del día se destinó a Product Red, una iniciativa que intenta atraer fondos para financiar la lucha contra el Sida, la tuberculosis y la malaria.
Al igual que Bono, Kiko Veneno desplazaría la balanza hacia la cruda realidad del mundo: África, América Latina, Asia, la miseria o la explotación
Alaska eliminaría las cartas al director, reduciría el tamaño del diario para hacerlo más manejable y usaría dos tipos de tinta: negra y rosa fluorescente
Las colaboraciones entre artistas y medios escritos empiezan a ser habituales. Vanity Fair invitó al diseñador Tom Ford a ser el director de arte de su último especial sobre las estrellas de Hollywood. Y de nuevo en Gran Bretaña, The Guardian invitó a varias personalidades (los componentes del grupo Franz Ferdinand, el actor Kevin Spacey o la artista Sam Taylor-Wood) a dirigir las páginas de su suplemento G2.
Siguiendo la idea, seis artistas e intelectuales españoles han respondido a una misma pregunta: ¿qué haría si fuera director de un periódico durante un día? Los cantantes Kiko Veneno y Alaska, la escritora Rosa Regás, el filósofo José Antonio Marina y los diseñadores David Delfín y Carlos Díez Díez hacen propuestas sugerentes y, algunas, hilarantes.
Más críticas y menos fútbol
Kiko Veneno, encantado con la idea ("me lo iba a pasar en grande"), empezaría eliminando los editoriales ("las noticias deben hablar por si solas") y dedicando dos páginas a las cartas al director, "una para las opiniones favorables a la línea del medio y otra para las contrarias. Incluir críticas es un sano hábito que poco a poco se va perdiendo", explica. Al estilo Bono, Kiko también desplazaría la balanza de la información hacia "la realidad cruda del mundo: África, América Latina, Asia, la miseria, la explotación, la desesperanza. Pero también son realidad cruda del mundo las buenas noticias que nunca salen, la vida y la lucha de tanta gente hermosa, la búsqueda de la libertad y la felicidad contada día a día". Encargaría reportajes sobre el triángulo ladrillos-suelo-ayuntamientos o el empobrecimiento de la vida rural, sobre el barrio madrileño Pan Bendito y la influencia que en él ha tenido el grupo de rap La Excepción, o sobre la labor dinamizadora del músico inglés Michael Thomas en la Orquesta Joven de Andalucía". En cuanto a las páginas deportivas, Kiko propone "desfutbolizarlas" y hacerlas "más plurales".
Alaska, como no podía ser menos, pondría los periódicos patas arriba: empezaría renovando el diseño y poniéndolo en manos de Juan Gatti, colaborador habitual de Pedro Almodóvar. Además, reduciría el formato "a uno más manejable" y usaría tinta de dos tonalidades: negra y rosa fluorescente. También eliminaría las cartas al director ("animo a quien quiera opinar a que inicie su propio periódico, fanzine o página web", dice) y contaría con muchos colaboradores: Rafael Doctor, director del Museo de Arte Contemporáneo de Castilla y León, al que encargaría dirigir las páginas de arte; el filósofo y historiador de las drogas Antonio Escohotado y el director de Casa Asia, Ion de la Riva, a los que encomendaría las de política. "Con estas mentes tan claras seguro que teníamos una visión mucho más interesante sobre los sucesos políticos de cada día".
Al psiquiatra José María Poveda y a Fernando Sánchez Dragó les pediría que dirigieran una nueva sección, antropología del mundo moderno, que incluiría una curiosa sección sobre modales para salir airoso de las situaciones del mundo moderno: "Como dónde sentar al marido del invitado principal en una cena, cómo presentar correctamente a una transexual, cómo rechazar la invitación a una droga que no quieres o cómo desembarazarte de un desconocido que pretende colarse en tu casa de chill out". Además, Alaska eliminaría las críticas de libros, discos o películas, "con esas absurdas estrellas que otorgan los críticos basándose en sus odios y filias personales. En lugar de eso se hablaría de todas las novedades, pero sin intentar mediatizar al lector".
El filósofo José Antonio Marina empezaría por hacer un periódico menos caudaloso, ya que "leerlos bien y leer más de uno comienza a ser tarea imposible". Marina nunca daría el titular de cabecera a las "politiquerías de los políticos, a las frases, puyas, insultos, descalificaciones, porque si se hace proliferarán más aún esas ingeniosidades para conseguir el titular". Además, propone añadir varias secciones nuevas: una primera dedicada al "gran ímpetu inventivo que moviliza el mundo, para averiguar lo que se está cociendo y con entrevistas a los creadores"; una segunda más pedagógica "que sistemáticamente comentara las implicaciones jurídicas, políticas y éticas de los sucesos", y una última, que llamaría la mirada poética, encargada de descubrir posibilidades bellas y estimulantes en la realidad. "El mundo resulta opresivo y necesitamos encender la llama de la posibilidad".
La escritora Rosa Regás, por su parte, querría publicar más artículos denunciando la corrupción ("con nombres y apellidos"), los escándalos de sacerdotes pederastas, el terrorismo de Estado, el por qué de la pobreza de Bolivia o Venezuela, o de la deuda externa: "¿Por qué nunca se ha tenido en cuenta la deuda económica y moral de los países colonizadores con los colonizados?", se pregunta. La directora de la Biblioteca Nacional también eliminaría de pleno cualquier noticia sobre la vida privada de la gente e imprimiría la cartelera en letras más grandes y con explicaciones "menos convencionales".
Un diario con asa
Los atrevidos diseñadores de moda David Delfín y Carlos Díez Díez responden a la cuestión prestando más atención a la forma que al fondo. Delfín y su equipo, tras una lluvia de ideas, hacen varias sugerencias. Les gustaría, por ejemplo, que la portada estuviera en el lugar de la contraportada "porque muchos empezamos a leer el periódico por detrás", o que las secciones fueran grapadas para poder leerlas independientemente. También le añadirían una sencilla asa para poder transportarlo cómodamente "y no enrollado de mala manera". En cuanto a los contenidos, Delfín y los suyos no darían noticias sobre fútbol, sino sobre salto de trampolín, gimnasia deportiva o patinaje sobre hielo, y les gustaría que la política nacional no se destacara tanto en portada por razones similares a las de Marina: "No deberíamos prestarle tanta atención a algunos comentarios absurdos de los políticos. No hay que ser espectador de esa locura porque la potenciamos". Como columnistas invitarían a Alaska, a Favio Macnamara y al grupo Chico y Chica.
Carlos Díez, uno de los triunfadores de la pasada pasarela Cibeles, va más allá y propone un periódico sólo con imágenes, "pues las palabras a veces son mentirosas". En internacional, por ejemplo, "encargaría un gran reportaje sobre sexualidad con tres grandes políticos mundiales como fotógrafos. En cultura invitaría a tres grandes líderes religiosos para ilustrar el futuro, y para las páginas de sociedad le encargaría a varias mujeres -artistas, fotógrafas, policías, amas de casa, transexuales...- que abordaran temas de actualidad". Para las páginas de economía, Díez propone una idea final: "Le pediría a tres economistas que diseñaran un juego para ganar dinero fácilmente".
Ahí quedan las propuestas, algunas arriesgadas, disparatadas. Ahora cabría preguntarse (y preguntarles): ¿podrán venderlo? ¿qué interés suscitarían estos periódicos de autor en los lectores? Quizá algún empresario con olfato tome nota y las propuestas pasen a mayores. Atentos al quiosco.
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