Kazuo kuroki, director de cine
En sus filmes sobre los bombardeos de Hiroshima y Nagasaki reconocía la culpa de Japón en la II Guerra Mundial
Kazuo Kuroki, director japonés ampliamente respetado en Japón por aceptar la culpa individual y nacional de la guerra e internacionalmente conocido por sus películas sobre los bombardeos estadounidenses sobre las ciudades niponas de Hiroshima y Nagasaki, falleció el 12 de abril en Tokio de un paro cardiaco a los 75 años, según informaron la pasada semana sus allegados.
Su obra más conocida, en las seis décadas de su carrera dedicada al cine, fue la trilogía Réquiem de guerra, sobre la segunda conflagración mundial, que tardó 16 años en completar y que integran los filmes Mañana-Asu, El verano del niño de 1945 y La cara de Jizo, realizada en 2004 y con gran éxito de crítica internacional.
Mañana-Asu, estrenada en 1988 y cuya acción transcurre en Nagasaki porque Kuroki había nacido el 10 de noviembre de 1930 en la cercana población de Miyazaki, recibió cinco nominaciones a premios de la Academia Japonesa, pero los galardones al mejor director y a la mejor fotografía los recibió en otros concursos de la industria cinematográfica nipona.
El desastre de Nagasaki hirió profundamente el alma de Kuroki que consideró que su conducta, en los días anteriores a la explosión, había sido reprobable. Kuroki había servido en la isla de Kyushu, en el sur del archipiélago nipón, lejos de los objetivos de las bombas arrojadas sobre Japón.
En la película, que describe la vida de una familia típica en el suburbio de Nagasaki de Urakami el día antes de que EE UU arrojara sobre ella una bomba atómica en agosto de 1945, es perceptible, según numerosos críticos, la influencia del filme Hiroshima, mon amour (1959), de Alain Resnais.
Sin embargo, el tratamiento del tema es muy diferente, pues el del cineasta francés fue cerebral, preocupado por el impacto estético más que por el sufrimiento, mientras que el de Kuroki, quien siempre reconoció esa inspiración en su obra, fue humanista, subrayando la piedad y el terror.
El verano de un niño de 1945, filmada en 2002 y que le valió dos premios al mejor director en dos concursos cinematográficos nipones, se basa en sus recuerdos del final de la guerra en la prefectura japonesa de Miyazaki y da a los espectadores la visión del frente nacional del país asiático en el último año de la II Guerra Mundial.
La cara de Jizo, por el que también recibió un galardón al mejor director, ocurre en Hiroshima tras la explosión de la bomba atómica en el centro de la ciudad y muestra a los supervivientes y sus problemas, y especialmente a una mujer que se siente culpable por sobrevivir, lo que le lleva a abandonar su ciudad natal en busca de amor y felicidad.
La vida de Kuroki estuvo marcada por sus vivencias durante la II Guerra Mundial en la que en 1945 al oír que se acercaba un bombardero estadounidense huyó y así se salvó contra el ataque a la fábrica de aeronáutica donde trabajaba con otros niños de la isla de Kyushu.
"Siempre me he sentido culpable de haber sobrevivido al ataque", declaró en 2005 con ocasión del 60 aniversario de los bombardeos nucleares estadounidenses y la derrota japonesa, en la que recordó que 11 de sus compañeros murieron y aseveró que a él le quedó el trauma de la experiencia, que consideró su deber de superviviente explicar las historias dolorosas.
Kuroki, licenciado en la universidad de Doshishi, comenzó su carrera trabajando en la compañía cinematográfica Iwanami -con la que hizo su primera película, Paredes del mar y en la que permaneció hasta 1961-, haciendo filmes menores y posteriormente, siete documentales.
Las explosiones de las bombas atómicas no fueron el único tema que abordó Kuroki, considerado un director clásico del cine japonés, como lo revela Roningai (1990), cinta en la que hizo una versión del drama conocido como La calle de los samuráis sin jefe.-
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