125.000 personas lloran a Rocío Jurado
Chipiona entierra entre lágrimas, gritos de "guapa", flores y palmas a la cantante fallecida
"Chipiona nunca ha vivido algo como esto". A Manuel García, alcalde del municipio gaditano que Rocío Jurado hizo famoso en todo el mundo, se le acabaron ayer las palabras para expresar el dolor que todo el pueblo siente por la muerte de su artista más universal. Unas 125.000 personas, según el Ayuntamiento, acompañaron ayer a la cantante chipionera en su último paseo, en un pueblo que tiene 17.000 habitantes. El féretro salió del santuario de la Virgen de Regla pasada la una de la tarde a hombros de ocho personas: en la cabecera estaban su viudo, el torero José Ortega Cano, y su hermano y representante, Amador Mohedano. Tras esos primeros pasos, la familia pasó detrás del ataúd, que siempre estuvo cubierto por las banderas de Andalucía y de España, y comenzó un recorrido de más de dos kilómetros y medio hasta llegar al cementerio de San José, que la comitiva realizó en unos 75 minutos.
La cantante, que falleció la madrugada del pasado jueves en su residencia de Madrid a los 61 años, quería reposar en el camposanto de su pueblo, junto a sus padres. Antes de volver a su Chipiona natal, a Rocío Jurado, que padecía un cáncer de páncreas, le dijeron adiós más de 20.000 personas en el Centro Cultural de la Villa de Madrid.
Los vecinos, familiares y admiradores llegados de pueblos de la provincia de Cádiz, pero también de otras capitales, especialmente de Sevilla, esperaron durante horas bajo el sol para rendir homenaje a la que muchos dicen que ha sido la voz más grande de España. Aplausos, palmas por bulerías, gritos de "guapa" y, en distintos puntos del camino, una intensa lluvia de pétalos blancos de claveles no cesaron en todo el recorrido. Las lágrimas asomaban entre la mayoría de la gente que se había apostado a lo largo de las aceras, mientras que algunos hacían esfuerzos por contener sus emociones.
"Fue una persona maravillosa y como artista no puedo decir más de lo que se ha oído. Recuerdo cuando yo era pequeño y ella venía a verme bailar", dijo ayer el bailaor Farruquito, uno de los artistas que la acompañaron hasta el cementerio.
Los toreros Curro Romero -uno de los primeros en acudir al santuario la noche del jueves, antes de que llegaran los restos de la cantante-, Enrique Ponce, Martín Pareja Obregón y el rejoneador Rafael Peralta estuvieron acompañando a Ortega Cano en el sepelio. "Para mí era como una segunda madre. Como artista era muy buena, pero como persona ha sido aún mejor", apuntó Pareja Obregón. Por Chipiona pasaron ayer el cantante Julio Iglesias y su esposa, Miranda, quienes acababan de llegar a su casa de Ojén (Málaga) cuando falleció la artista; Belén Ordóñez, María José Santiago, Pepe de Lucía y Chiquetete, entre otros.
La tonadillera Isabel Pantoja, siempre junto su novio, Julián Muñoz, y la también cantante Charo Reina pasaron la noche en el santuario, velando a Rocío. En el templo se dieron cita muchos admiradores de la cantante procedentes de muy distintos puntos: Almería, Málaga, Sevilla, Algeciras... Poco antes del mediodía de ayer, el personal de seguridad desalojó el templo para dejar espacio durante la ceremonia religiosa a autoridades y familiares.
Uno de los primeros en llegar a decir adiós a la artista que interpretó flamenco, copla y canción "dejándose el pellejo en el escenario", como precisó uno de sus paisanos, fue el presidente de la Junta de Andalucía, Manuel Chaves, quien llegó poco antes de las nueve de la mañana. "He venido a dar el pésame a la familia en nombre de todos los andaluces. Los andaluces somos los que más sentimos su pérdida y nos queda el consuelo de su universalidad", dijo Chaves, quien también precisó que había acordado con la familia realizar un homenaje a la artista. "Yo les he dicho que estoy a su disposición pero, sin duda, el mejor homenaje es éste", añadió el presidente de la Junta en alusión a los miles de personas que estuvieron en el santuario desde la tarde del jueves, cuando esperaban ya la llegada del cuerpo de la artista, hasta la una de la tarde de ayer.
La ministra de Fomento, Magdalena Álvarez, en representación del Gobierno; la consejera de Cultura de la Junta, Rosa Torres; el consejero de Empleo, Antonio Fernández; el presidente del PP de Andalucía, Javier Arenas, y la alcaldesa de Cádiz, Teófila Martínez, fueron algunos de los políticos que quisieron dar el pésame a la familia.
La capilla ardiente, por la que desfilaron decenas de miles de personas, se abrió pasada la una de la madrugada de ayer y se cerró sobre las once de la mañana, una hora antes del servicio religioso.
Entre los cientos de mensajes que cubren la valla de la casa de Rocío Jurado en Chipiona hay uno, sobre la señal de vado permanente, que dice: "Rocío, donde quiera que te encuentres, siempre estaremos contigo".
Al lado del mar
La comitiva, que la noche del jueves aterrizó en el aeropuerto de Jerez (Cádiz) procedente de Torrejón (Madrid), llegó a Chipiona pasada la medianoche del jueves y tardó más de una hora en alcanzar la basílica franciscana que se erige al lado del mar, a cuya orilla tanto le gustaba pasear a Rocío Jurado. Jonatan Santos, sanluqueño de 10 años, llevaba media hora bostezando y sosteniendo una de las 10.000 velas que repartió el Ayuntamiento del pueblo, cuando la noticia de que por fin llegaba Rocío Jurado le cambió la expresión y le pidió a sus padres que lo sostuvieran en hombros para no perder detalle. "Hemos venido desde Sanlúcar para decirle adiós. La verdad es que es muy tarde para el niño, que tiene colegio mañana, pero ya que hemos esperado tanto, desde las diez, nos da pena marcharnos", explicó la madre de Jonatan.
La espera, en una noche especialmente fría, fue dura para todos, público y medios de comunicación; pero aún lo fue más para José Ortega Cano y Rocío Carrasco, ambos demacrados por el cansancio. El viudo y la hija mayor de la cantante, siempre acompañada por su novio, Fidel Albiac, llegaron al santuario de la Virgen de Regla pasada la medianoche, y se retiraron sobre las dos de la madrugada, para después volver sobre las ocho de la mañana. "Nadie sabe cómo aguanta", era la frase que más se oía en Chipiona en referencia al torero, que el jueves estuvo todo el día en el velatorio del Centro Cultural de la Villa de Madrid.
Babelia
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