Ceguera roja en Cuba
"Es preciso que vea todo lo que nos interesa, mientras cree que está viendo lo que le interesa a él". Tal es el resumen de las instrucciones impartidas al responsable del viaje que durante un mes lleva a Jean-Paul Sartre por los caminos de Cuba, prueba de fuego para el castrismo de cara a mantener su inmenso prestigio entre la izquierda europea de los sesenta.
En Fantasía roja, Iván de la Nuez considera la experiencia cubana de Sartre y el libro resultante, Huracán sobre el azúcar, como emblema de esa aproximación a una realidad revolucionaria que es asumida por el visitante incluso agónicamente, con la sensación de que Cuba tiene que triunfar, pues su fracaso significaría el de la idea misma de revolución. En un análisis poblado de matices, De la Nuez subraya esa condición excepcional que el episodio cubano asume para quienes ya no pueden entusiasmarse por el modelo soviético o por la lejana revolución china: "Los cubanos deben triunfar o lo perderemos todo", escribe Sartre, "hasta la esperanza". Amén.
FANTASÍA ROJA. Los intelectuales de izquierdas y la Revolución cubana
Iván de la Nuez
Debate. Madrid, 2006
135 páginas. 14,50 euros
En Fantasía roja, en torno al eje sartriano, Iván de la Nuez presenta de forma impresionista una serie de visiones de la Cuba castrista, impregnadas de simpatía, y al tiempo de una concepción simplista y tópica de la realidad insular, cuyos rasgos van a permanecer durante décadas. A veces la descripción roza la catástrofe, como en la película de Richard Lester con Sean Connery de protagonista, otras es perspicaz en Max Aub, tal vez porque su vida en España le ha vacunado de todo optimismo en relación con los comunistas.
El panorama no se detiene en los escritores. Resultan excelentes las notas dedicadas al Buena Vista Social Club, la revolución como ruina de una ciudad, y a otros músicos cuya fascinación desemboca en el tema de la eternidad de la revolución.
Es un libro de apuntes. Por eso no importa mucho que estén ausentes hitos tan significativos como el Cuba, una revolución en marcha, que Ruedo Ibérico publicó en 1967, y donde se reúnen todos, hasta Juan Goytisolo y Mario Vargas Llosa. El impacto del caso Padilla abrió los ojos de muchos, pero el sueño de la Revolución cubana mantiene su vigencia. Unos pueden ceder ante los actos de barbarie del castrismo, nos explica De la Nuez: ello no impide que la antorcha de Sartre sea recogida por Vázquez Montalbán, por Saramago, y tras éste, por el despistado Oliver Stone. Es cómodo ser revolucionario desde fuera.
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