La fiebre del ladrillo carcelario
Prisiones reúne a los constructores para pedirles que agilicen las obras de 16 nuevas cárceles ante el fuerte aumento de presos
No hay duda de que el sistema penitenciario sufre la fiebre del ladrillo. La población reclusa ha crecido en un 37% en seis años y, hoy día, las cárceles albergan a 63.085 reclusos, frente a los 62.426 del 1 de abril. La demanda de soluciones habitacionales para presos, vulgo celdas, se dispara. Hacen falta cárceles, y ya. El Estado se va a gastar de aquí a 2012 unos 2.075 millones de euros para crear 18.000 nuevas celdas, que se edificarán sobre 1,1 millones de metros cuadrados. Y el Estado quiere que las obras se agilicen, "que se acorten al máximo los plazos de las obras", tal y como se lo explicó ayer a las principales empresas de construcción e ingeniería la directora general de Instituciones Penitenciarias, Mercedes Gallizo.
La Sociedad Estatal de Infraestructuras y Equipamientos Penitenciarios (SIEP), la empresa pública que se encarga de edificar las prisiones, hizo esa petición a los constructores durante una jornada en la que usó unos medios y una terminología más parecidos a las de un proyecto de ciudad de vacaciones que de un plan de construcción de prisiones. La SIEP les explicó que los nuevos penales tipo (1.214 celdas) dispondrán de dos áreas laterales de "uso residencial", con una calle central y "un edificio cultural y deportivo", todo integrado en "una estructura urbana", cuajada de "tecnología de vanguardia", "ecoeficiencia", "seguridad avanzada". En fin, "unas infraestructuras de vanguardia capaces de compatibilizar seguridad y convivencia", según Gallizo.
El problema es que las primeras cuatro nuevas cárceles (Castellón, Sevilla, Cádiz y Madrid), las que ya están en obras, se entregarán entre el segundo trimestre de 2007 y el primero de 2008. Y las otras 11 previstas tardarán más. Ya hay acuerdos para cesión de terrenos en Iruña de Oca, que sustituirá al vetusto centro de Nanclares de Oca (Álava); San Sebastián, que permitirá la clausura de la húmeda y desvencijada cárcel de Martutene; Navarra, Murcia y Menorca. Además, están "muy avanzados" los acuerdos para sendas cárceles en Ceuta y Canarias.
La administración ha apostado también por construir 30 centros de inserción social, una fórmula para los presos en tercer grado. Este verano se van a inaugurar los de Vigo y Alicante. Estos centros estarán mimetizados con el entorno y su aspecto dista del de una cárcel. Luego están las soluciones para presas con hijos (menores de tres años), que serán centros fuera de las prisiones. Serán cinco centros con 180 plazas, que si no fuera por las rejas parecerían guarderías. "Esto no son lujos: significa cumplir el mandato constitucional de la reinserción", insistió Gallizo.
Y para lograr todo esto, habrá que edificar 1,1 millones de metros cuadrados, verter 1,2 millones de metros cúbicos de hormigón (el 50% que el usado en el Eurotúnel), tender 17 millones de metros de cable (de Madrid a Melbourne), o emplear 83.000 toneladas de acero (el equivalente a 840 kilómetros de vía férrea). En fin, el boom del ladrillo carcelario, pero con más demanda que el ladrillo libre.
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