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Hamás rechaza el referéndum propuesto por Abbas

Se acumulan las trabas en todos los órdenes para el Gobierno de Hamás. La iniciativa del presidente, Mahmud Abbas, de convocar un referéndum en el caso de que todos los partidos palestinos sean incapaces de alcanzar un acuerdo sobre el establecimiento de un Estado palestino en Cisjordania, Gaza y Jerusalén Este (lo que supone un reconocimiento implícito de Israel, que estaría en el resto de lo que los islamistas consideran Palestina) ha descolocado al movimiento fundamentalista.

Tras acoger de buen grado y un tanto desafiantes la consulta con la que amenazó Abbas el jueves, los dirigentes islamistas han girado hacia un rechazo contundente al referéndum. E insisten, un día sí y otro también, que su organización no dará legitimidad al Estado sionista. El ministro palestino de Exteriores, Mahmud Zahar, lo repitió ayer desde Malaisia: "El referéndum es una pérdida de tiempo y de dinero. Este proceso requiere dinero y no lo tenemos. Nadie va a reconocer el Estado de Israel", declaró a la agencia Reuters.

En la lucha por el poder que sostienen con Hamás, el líder de Fatah, el propio Abbas, no podía aferrarse a otro asunto que no fuera el de las relaciones con el Estado sionista. Para empezar, es un tema de su exclusiva competencia y el terreno en el que se mueve con comodidad, ya que en la gestión de los asuntos internos su partido fue un desastre durante una década. Además, la solución que propugna el documento suscrito en la cárcel por líderes de todas las facciones es ampliamente respaldado por la Liga Árabe y por la mayoría de los palestinos.

Órdago y desconcierto

El órdago de Abbas -el ultimátum para que se llegue a un pacto en el plazo de días vence el domingo- ha provocado desconcierto entre los fundamentalistas. Las declaraciones de sus dirigentes han sido contradictorias. Y la fisura entre la dirección de la organización islamista en el exilio (encabezada por Jaled Meshal) y los jefes de Hamás en los territorios ocupados por Israel es notoria. Para Meshal, la consulta planteada por el presidente es inaceptable. El primer ministro, Ismail Haniya, se muestra más comedido. Varios analistas opinan que el Gobierno podría aceptar la propuesta, al tiempo que el partido la rechaza. Un equilibrismo que no satisfará a Israel.

Mientras, prosiguen las muertes de milicianos palestinos. Ayer murió en Gaza un hombre tiroteado por soldados israelíes cerca de la frontera. Y también las demoliciones de casas. Cuatro fueron derribadas por el Ejército israelí en las proximidades del muro que separa Cisjordania del Estado hebreo al norte de Jerusalén. En otro incidente, una hija del primer ministro, Ismail Haniya, fue detenida en una prisión cercana a Beersheva por utilizar una identificación falsa para visitar a un preso, según un portavoz de la policía. Tras ser interrogada fue puesta en libertad y regresó a Gaza.

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