¿Cortar o tender puentes?
Ya tenemos la imagen de Benedicto XVI en las calles de Valencia. En las vallas de publicidad municipal aparece la fotografía del Papa recortada sobre un fondo en el que puede verse la Ciudad de las Artes y las Ciencias. El complejo diseñado por Santiago Calatrava es también la primera imagen que surge tras el Pontífice en la página web del Encuentro Mundial de las Familias (http://www.emf2006.org). Un encuentro con el que el arquitecto de Benimamet ha mostrado su identificación en una entrevista publicada el pasado fin de semana por Paraula, el órgano oficial del Arzobispado de Valencia.
La visita del Papa está ya presente en las conversaciones de café de los valencianos. Pero no por su contenido pastoral, ni siquiera por las imágenes de las vallas publicitarias o de las páginas de Internet. No. La circunstancia que ha concentrado la atención ciudadana en la visita papal ha sido el corte al tráfico del puente de Montolivet y los grandes atascos que está produciendo en muchas zonas de la ciudad. La gente se pregunta ¿qué necesidad había de cortar el puente?, ¿por qué se ha de ver alterada la circulación durante meses? y sobre todo, si no se podía haber construido en otro lugar el gigantesco escenario desde el que oficiará el Papa. Es obvio que sí, pero hubiera sido a costa de que los edificios de la Ciudad de las Ciencias hubieran quedado fuera del campo de visión de las cámaras que darán fe del evento urbi et orbe.
La identificación iconográfica entre la visita del Papa y la imagen de la Ciudad de las Ciencias es tan patente que hace obvia la instrumentación política del Encuentro de las Familias. Francisco Camps ha dejado a un lado su condición de presidente de una institución laica y está actuando como un auténtico príncipe católico, prestando todo el apoyo organizativo y financiero de la Generalitat a un evento religioso marcado por la grandiosidad y probablemente por la desmesura. El Vaticano se lo va a agradecer con impactos mediáticos. Para ello era necesario asegurarse el control de las retransmisiones televisivas. De ahí el acuerdo con la curia para que fuera Canal 9 quien monopolizara la toma de imágenes para su posterior distribución a otras televisiones y la rotunda negativa de la Generalitat a ceder el protagonismo a RTVE.
A medida que nos acercamos al acontecimiento se van desvelando nuevos detalles sobre la identificación entre la Ciudad de las Ciencias y el encuentro papal. Hace meses que se anunció que el Palau de les Arts va a convertirse en una inmensa sacristía en la que se vestirán los cientos de prelados que oficiarán junto al Sumo Pontífice. Ahora hemos sabido que una imagen de la Virgen estará en la gran balconada del Palau de les Arts y que miles de falleros y de festeros de Alicante y Castellón participarán en una gran ofrenda floral que pondrá ese toque coent que no podía faltar en un evento de estas características.
Pero además del puente de Montolivet, la Iglesia ha cortado muchos puentes con una ciudadanía cada vez más alejada de sus planteamientos. El divorcio, el aborto, el sida, el matrimonio de los homosexuales, la eutanasia o la investigación con células madre, son temas en los que la brecha, lejos de reducirse, es cada vez mayor. Con el nombre de "Jo no t'espere" se ha constituido una plataforma cívica (http://www.jonotespere.org/) para protestar por la visita del Papa. Los promotores han preparado pancartas y pegatinas con la imagen de la campaña, una señal de peligro con la mitra, ese espectacular gorro que parece un preservativo de las ideas eclesiales. El objetivo de la plataforma cívica es reivindicar la libertad personal y la racionalidad frente a los modelos excluyentes y los fundamentalismos.
Desde dentro de la Iglesia también se han alzado algunas voces críticas, como la del grupo de curas de parroquias populares y obreras de Valencia conocido como "Grup de rectors dels dissabtes". Un círculo de sacerdotes, que con enormes dosis de fe, ha ofrecido su ayuda para que el Encuentro Mundial de las Familias sea de verdad una auténtica visita pastoral. Creen que la visita del Papa está siendo instrumentalizada política y mercantilmente y reclaman una actitud evangélica ante cuestiones como la inmigración o las nuevas formas de familia. Son otros puentes que la jerarquía eclesiástica tendría que plantearse tender.
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