Una guía y una exposición

El deseo de las propias víctimas, muchas de ellas o sus familias residentes ahora fuera de Euskadi, y la voluntad de los ayuntamientos van a ser elementos decisivos para el reconocimiento público que se pretende. Ante las primeras pueden jugar un papel claro las fundaciones y asociaciones a las que la Dirección de Víctimas está informando del plan del Gobierno. Ante los segundos, cuyas acciones deberían incluir además aspectos como la sustitución de nombres de calles y plazas que se consideren ofensivos para las víctimas, el instrumento que se estima más adecuado es un protocolo que sistematice las respuestas de los ayuntamientos. Ese protocolo se firmaría con la asociación munciipal Eudel, que sería la correa de transmisión hacia los consistorios.

El horizonte temporal para el cumplimiento de las iniciativas será el más inmediato posible para cada una de ellas. Las que dependen sólo de la dirección vasca ya lo tienen: por ejemplo, la guía didáctica para el sistema educativo se hallará lista para el comienzo del próximo curso, mientras que la exposición itinerante echará a andar a finales de este año.

Las medidas que implican a otros ámbitos, como las que dependen del consenso entre los partidos y los colectivos de víctimas o entre éstas y los ayuntamientos carecen, sin embargo, de fecha.

En igual situación está la posibilidad de celebrar una "jornada de perdón", que no tiene plazo ni formato. En la Dirección de Víctimas se entiende que, puesto que fue casi toda la sociedad vasca la que dio la espalda a las víctimas, esa petición debe expresarla su máximo representante, el lehendakari. Sin embargo, se aclara que con ello "no se trata de hacer un examen personal de biografías, de dónde estuvo o qué hizo cada quién en cada momento, sino de constatar el abandono, la indiferencia y el desafecto manifiesto hacia las víctimas de todos en una etapa muy amplia".