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"Fue una carnicería"

Los hermanos y el padre de Débora Catalán exigieron ayer que los dos médicos que intervinieron a su hermana "paguen por lo que hicieron". "Fue una carnicería", afirmó Mara Catalán, la menor de las hermanas de Débora, quien aseguró que la clínica "no tenía el equipo necesario para hacer lo que iban a hacer".

La hermana menor de Débora aseguró que toda la familia está pasando por "un momento difícil". "El juicio supone remover todo otra vez, volver a pasar por el dolor", afirmó, aunque se mostró dispuesta a "seguir hasta el final".

Ella fue la que encontró en el piso de la fallecida el presupuesto escrito que demostraba que Débora se iba a someter a una liposucción en la clínica Icema. "Ella creía mucho en la gente, era muy sensata, responsable, estudiosa y yo creo que estas dos personas se aprovecharon de su confianza", comentó.

"Para mí, todo esto es muy importante, porque tenía un hijo cuando pasó, ahora espero mi tercero, y siento que una parte de mí la han perdido, no van a poder conocer a Débora, que para mí era una persona muy importante", se quejó.

Otra de las hermanas de Débora, Sara, recalcó que los miembros de la familia afrontan el juicio "con cierta serenidad" porque están "muy seguros de lo que ocurrió". "Está tan claro todo, que para nosotros es casi imposible que no se haga justicia", dijo. "Esas dos personas no deben salir impunes", sentenció. Sara estaba en Nueva York cuando se enteró que su hermana había muerto y tuvo que esperar dos días antes de poder volar a Madrid. "El dolor y el desgarramiento fue absoluto; no entendíamos lo que había pasado", recordó. "Ya que este asunto ha tenido esta repercusión social tan fuerte creo que es importante que haya una pena condenatoria para que no vuelva a pasar", añadió.

Débora nació el 15 de septiembre de 1965 en Orinda (California), a pocos kilómetros de Berkeley, donde su padre era profesor de Literatura Española. La familia hacía frecuentes viajes a España para mantener sus raíces. Estudió bachillerato en La Jolla, en la frontera de California con México. Cuando falleció su madre, Alicia Gutiérrez del Arroyo, Débora tenía 15 años. La familia decidió regresar a España y se instaló en el barrio de Chueca. Después se licenció en Historia Moderna en la Universidad Complutense. De chica inició su afición a la recogida y grabación de romances orales. Recorrió entre 1982 y 1985 pueblos de Segovia, Galicia y León como miembro de equipos que recuperaban romances en un proyecto internacional.

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