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Alice in Chains muestra a su nuevo cantante en el cierre de Festimad Sur

Los suecos Soilwork fueron el otro plato fuerte de un día con menos afluencia de público

Con una afluencia de público visiblemente menor a la de la jornada inaugural, ayer se cerró Festimad Sur con el feliz regreso a los escenarios de Alice in Chains, la banda de Seattle que había dejado de actuar a raíz del fallecimiento de su cantante, Layne Staley, en abril de 2002. Sustituido ahora por Will Duval, los norteamericanos viven con emoción su reencuentro con el escenario. Fueron precedidos de los suecos Soilwork, el otro plato fuerte del día, y de un cartel de bandas locales nuevas como No Aloha, Lastrick, Sr. Lobo, Zoo y Atsphear.

Bien por la proximidad del lunes, aún escolar, o porque el tirón del cartel fuera menor, lo cierto es que la jornada de clausura del Festimad 2006 se saldó con una presencia de público sensiblemente más reducida que la del sábado, en su día inaugural. Alice in Chains, aunque esperados desde 2002 en el que dejaron de actuar, y Soilwork, llegados desde Suecia con un estruendoso rock, que eran las estrellas del cartel de ayer, no lograron reunir la cifra de asistentes que la noche anterior habían conseguido Deftones y, sobre todo, Tool.

Pero Alice in Chains mostraron su vena más optimista, tal como anunciaron por la tarde en una rueda de prensa improvisada en las traseras del enorme escenario, de 140 metros cuadrados, que este año ha acogido las 13 actuaciones del festival.

Recién llegados de una gira americana, que ha vuelto a juntarles, los tres miembros originales del Alice in Chains (el guitarrista Jerry Cantrell, el baterista Sean Kinney y el bajista Mike Inez) presentaron a Will Duval como sustituto del fallecido Layne Stanley, aunque aún no le consideran miembro de pleno derecho de la banda. Un festival benéfico por las víctimas del tsunami, ya les juntó a los tres ocasionalmente, pero entonces no tenían un cantante definitivo como ahora.

De nuevo como cuarteto (o trío más uno), Alice in Chains desplegaron todo su poder con piezas como No excuses, Again, Them Bones, Rooster o Word, Dirt, y Angry Chair ya en los bises. Igual que habían dicho en el encuentro informal con los periodistas, se notó que viven con emoción su reencuentro con los escenarios y el contacto con el público. Basaron su faena -ese metal áspero y doliente que les emparienta con Anthrax o Megadeth- en repertorio conocido, pues, según dijeron, aún no han compuesto nuevo material desde que se rejuntaron, aunque esbozaron un par de piezas ("un regalo para España", según confesaron) de lo que puede ser su próximo disco, faena en la que se meterán cuando acabe la gira de este verano.

A Alice in Chains les tocó cerrar el primer Festimad que se ha celebrado sin acampada y en un recinto (casi) cerrado. Pero los suecos y muy tatuados Soilwork no les habían precedido sin menor contundencia. Todavía con mucha enjundia por descubrir en España, Soilwork machacó a la audiencia cuando aún no se había hecho de noche. Rubio como un vikingo, su guitarra elevaba su melena al viento, en claro contraste con la cabeza rapada de su cantante. El rock metálico de Soilwork navega entre la melodía y las ganas festivas de apabullar.

Toda la música, sin excepción, ha sido de trazo muy duro este año en Festimad, característica a la que se apuntaron también los grupos del apartado de nuevos valores. Una de esas bandas, los madrileños Zoo, añadía el dato sentimental de que, con el nombre de Nueve Noventa y Cinco, participaron en el mismo apartado en el primer Festimad de 1996 celebrado en el parque de El Soto de Móstoles.

El grupo Zoo durante su actuación en la segunda jornada de Festimad.
El grupo Zoo durante su actuación en la segunda jornada de Festimad.PAULA VILLAR

No te comas la fiesta, vívela

Del viejo eslogan sexo, drogas y rock and roll parece que los tiempos imponen tener precaución con los dos primeros términos. A pesar de que la música en directo es lo que da sentido y forma al Festimad, hay un interés por parte de la organización de que la gente joven tome conciencia sobre esos dos asuntos, ya que del otro se encarga su cartel de actuaciones. Sin moralinas ni paternalismos, alienta que la ONG Madrid Positivo, que trabaja con enfermos de sida, monte su puesto en el mercadillo tradicional del festival y abrase a los asistentes con consignas como Un condón salva vidas, Da positivo en tolerancia, Ponte de música: la fiesta es larga y la vida también, y el más celebrado y repetido No te comas la fiesta, vívela. Como el año pasado, Madrid Positivo regala, además, preservativos entre el público, aunque este año los encargados del puesto reconocían haber dispensado menos que el año pasado, y buscaban el motivo en la ausencia de acampada, que era otra de las señas de identidad del festival.

El mercadillo al aire libre, instalado sobre los accesos exteriores a los tendidos superiores de esta singular plaza de toros, contó con otras ONG, como la Asociación de Amigos del Pueblo Saharaui, así como puestos de artesanía étnica, moda alternativa y hippy, puestos de comida y bebida, teatro de calle, venta y exhibición de malabares y unos cuantos murales donde verdaderos artistas se ejercitaban en el arte del graffiti.

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