"Una ordenanza cuestionada
Cinco jóvenes rechazan una regulación específica del 'botellón' como la aprobada en Bilbao
La nueva ordenanza municipal aprobada esta semana por el Ayuntamiento de Bilbao contra la práctica del botellón no ha sido bien recibida por algunos de los afectados. Cinco jóvenes residentes en la capital vizcaína han dado su opinión sobre la decisión municipal, que entrará en vigor el próximo mes de octubre, y coinciden en que no es necesario ninguna normativa, sino perseguir las conductas incívicas, las practiquen jóvenes o mayores. Consideran además desproporcionadas las multas que se prevén, entre 750 y 3.000 euros.
Un estudio elaborado por la Dirección de Drogodependencias, referido a 2004, concluye que el 63% de los jóvenes de entre 15 y 19 años se considera bebedor, moderado o excesivo, durante los fines de semana y festivos. Este porcentaje sube hasta el 75% entre quienes tienen de 20 a 24 años. Éstas son las opiniones de los jóvenes a los que ha preguntado este periódico:
"Se prohíbe por la suciedad. El 90% de los fumadores tira colillas en la calle. ¿Prohibimos fumar en la calle?
- Miguel Bejarano, de la asociación de tiempo libre Topagune Berria, del barrio bilbaíno de Otxarkoaga, defiende el botellón "siempre que no se moleste" y como parte de un hábito que "no es una alternativa al bar". "Lo hacemos porque nos apetece estar en la calle", recalca. Este joven de 27 años se opone a cualquier ordenanza "por lo que supone de prohibición. Se podía haber hecho a través de una campaña para evitar comportamientos incívicos". A su juicio, el texto aprobado muestra grandes dosis de arbitrariedad. "¿Cómo se va a medir el ruido que hace un grupo de jóvenes?", se pregunta.
Las multas previstas resultan en su opinión "excesivas" y pone como ejemplo que son más elevadas "que si te pillan conduciendo bebido, que es algo mucho más peligroso".
- Rafael Leonisio, vecino de Bilbao, de 26 años, considera la ordenanza un ejemplo de "surrealismo total". Reconoce que suelen darse conductas incívicas, pero aboga por "atajar esto y no el botellón". Y hace una reflexión: "El Ayuntamiento prohíbe el botellón porque los jóvenes orinan en la calle. La gran mayoría de los dueños de perro dejan que sus canes orinen en la calle. ¿Prohibimos los perros? El Ayuntamiento prohíbe el botellón porque produce suciedad. El 90% de los fumadores tiran sus colillas a la calle. ¿Prohibimos fumar en la calle? El Ayuntamiento prohíbe el botellón porque genera ruidos. ¿Prohibimos la Aste Nagusia?"
A su juicio, la ordenanza debería centrarse en perseguir actitudes concretas "y no criminalizar a gente que bebe tranquilamente en la calle. Lo primero es hacer cumplir las leyes que existen". Deplora además aque la normativa deje en manos del policía si existe infracción o no.
- María Estefanía, estudiante de Medicina de la UPV, de 21 años, admite las quejas vecinales, "porque el ruido que hay es considerable". Pese a ello, no considera que la solución recogida en la ordenanza y la posibilidad de imponer multas sea el mejor remedio. "La solución no está ahí. Si el botellón surgió porque los jóvenes no podíamos pagar los precios de las copas en los bares, ¿cómo van a pagar a los que multen esas cantidades?"
La opción de los trabajos comunitarios tampoco le convence en exceso. "Se podrían establecer espacios en el que estuviese permitido y no se molestara a nadie, o delimitar algunas zonas dentro del núcleo urbano, o buscar un acuerdo con los bares para que redujeran el precio de las copas. Lo que tengo muy claro es que porque se pongan multas, la gente no va a dejar de beber", asegura.
- Carmelo Lepori, vecino de Bilbao, de 21 años, rechaza que se fije una normativa: "Hay cosas más importantes en la sociedad que arreglar". Considera que es suficiente con la actual legislación que persigue las conductas anticívicas y permitir que "un grupo de chavales estén tranquilamente". Apuesta por perseguir el consumo de alcohol de los menores
Recuerda que la cultura del botellón viene de la generación anterior, "que se tomaban sus txikitos" y se muestra especialmente crítico con las multas: "No me parece nada normal que lleguen hasta los 3.000 euros. Se está exagerando el tema. Hay sitios en los que hay bronca, pero no se debe ampliar a toda la gente que bebe en la calle".
- Txot Godoy, alumna de Periodismo, de 23 años, opina que "la represión no es eficaz. Deberían preguntarse por qué los jóvenes lo hacen y a qué se debe ese fenómeno". Observa esta conducta juvenil como "la punta del iceberg". "Vivimos en la cultura del bar, y lo hacemos desde la infancia. El consumo del alcohol está socializado y es una forma muy importante de relación social, en especial entre los jóvenes. Si no bebes, o no vas al botellón, eres un raro", describe.
De todos modos, esta estudiante desmitifica la alarma social generada por una costumbre arraigada en los últimos años. "Todo el mundo lo hemos practicado. Lo que ocurre es que antes se decía que se iban a tomar unos litros y se hacía en grupos más pequeños. Yo lo he hecho con mis amigas, pero nos íbamos a lugares donde no molestábamos y, cuando terminábamos, lo recogíamos. Lo que yo creo que ha cambiado es que se ha pasado de beber a escondidas a beber en público", interpreta.
Esta joven sí considera que estos actos generan ruidos y suciedad, pero advierte de que no son los únicos: "Las terrazas de los bares también molestan a los vecinos de las casas que les rodean. ¿Por qué no actúan contra ellas también?"
Primera normativa en la comunidad autónoma
La normativa aprobada por el Ayuntamiento de Bilbao es la primera específica contra la práctica del botellón que se dicta en el País Vasco. El texto no especifica el número de personas que se tienen que concentrar para calificar esa actividad como tal y opta por una expresión ambigua ("un número significativo de personas"), lo que deja todavía más abierta la interpretación.
La ordenanza matiza la pretensión de penalizar principalmente el consumo de alcohol, para primar otras cuestiones, como las molestias causadas a los vecinos o la presencia e menores. La norma define como botellón una concentración que cause molestias a los vecinos por el ruido o la suciedad, se desarrolle en zonas con presencia de menores o se ocupe un espacio público. Este nuevo enunciado permitiría celebrar botellones en zonas como la antigua Feria de Muestras, donde se suele desarrollar sin que haya quejas, o en áreas periféricas de la ciudad.
De igual forma, se podrá sancionar a personas que estén consumiendo una bebida adquirida en un local de hostelería y que causen ruidos, ocupen espacios públicos o en casos con menores.
El contenido de la normativa deja la consideración de qué casos son botellones en manos de los agentes de la Policía Local. Las multas oscilan entre las impuestas a faltas leves, hasta 750 euros, y las más graves, que pueden alcanzar los 3.000 euros.
El proyecto del consistorio bilbaíno prevé que el dinero obtenido con las sanciones no vaya a las arcas municipales, sino que se destine íntegramente a programas de ocio para los jóvenes. Además, se ofrece la posibilidad de cumplir la sanción mediante trabajos comunitarios o la realización de cursos de prevención del consumo de alcohol.
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