_
_
_
_
Tribuna:
Tribuna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las tribunas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

Inquietos y preocupados

Sí, Estados Unidos sigue siendo el líder mundial en renta económica real y también en poder político y militar. Pero ahora, y en un grado inusual, los habitantes de todas nuestras regiones, ya sean ricos o pobres, andan descontentos. La causa de preocupación principal procede de los deprimentes errores de nuestras actividades en Irak. Toda guerra causa dolor. Pero las empresas militares fracasadas, que no parecen admitir un final previsible, han destruido en toda la historia y en todos los lugares la popularidad de los líderes democráticos.

Los precios de Wall Street mantienen una recuperación moderada. Los beneficios económicos de las empresas no han disminuido por término medio. Por lo tanto no es el corto plazo lo que provoca una ansiedad indebida en los inversores. Es el futuro a largo plazo del dólar y del déficit exterior lo que preocupa -y debe preocupar- a los inversores razonables. En el extranjero crece también la preocupación por el futuro de EE UU, ahora que China e India se han convertido en los nuevos gigantes de rápido crecimiento. El enorme déficit presupuestario del presidente Bush -aumentado por el gasto debido al terrorismo e Irak, así como por la fiebre de "regalos fiscales" a las familias ricas- pone en peligro el futuro a más largo plazo.

Hay serias dudas de que una depreciación moderada y ordenada del dólar baste para compensar la tendencia al alza del déficit corriente

De hecho, el gobierno es parte de nuestro actual problema, pero sólo una parte. Los estadounidenses nos hemos vuelto en general muy poco ahorradores y extremadamente dados al consumo. Ello nos obliga a utilizar los ahorros de regiones extranjeras más pobres para financiar la formación de capital neto estadounidense en 2006.

¿Es el altruismo de los extranjeros lo que explica que continuamente reciclen los dólares procedentes de sus excedentes comerciales en bonos y acciones? Por supuesto que no. Los exportadores privados de China, India, Japón y Corea a EE UU sólo invierten en activos estadounidenses cuando las tasas de beneficios que les pagamos son satisfactorias. Principalmente, son los gobiernos extranjeros los que invierten con fuerza en bonos del Tesoro estadounidenses a bajo interés. Lo hacen porque esperan que esta táctica sostenga su excedente de balanza comercial y evite que suban los tipos de cambio del yen japonés, el won coreano y el yuan chino.

En la diplomacia y en las negociaciones exteriores estadounidenses, intentamos presionar a China para que permita que el tipo de cambio del yuan se aprecie en relación con el dólar. Eso ayudaría un poco, al aumentar la competitividad de las mercancías estadounidenses y al mismo tiempo disminuir la invasión de nuestros mercados por las exportaciones chinas. De hecho, China ha aflojado a regañadientes su control sobre el dólar y permitido que el yuan suba un poco.

Por desgracia, la historia y la mejor teoría económica hacen que surjan serias dudas respecto a que una depreciación moderada y ordenada del dólar baste para compensar la tendencia del déficit de nuestra balanza de pagos a subir. En 2005, los activos estadounidenses empezaron a producir rendimientos más bajos que los extranjeros. Por eso no es paranoico temer un futuro ataque desordenado contra el dólar. Si eso ocurriera -pongamos que en 2009 o 2010-, la historia económica predice que muy probablemente se produciría a renglón seguido un pánico financiero mundial.

Portavoces de la Casa Blanca nos dicen a nosotros y les aseguran a nuestros amigos extranjeros que todo va bien. Irak mejora. Los acelerados déficit presupuestarios estadounidenses empezarán a desacelerarse. Pero pocos de los electores que apoyaron al republicano George Bush creen ahora en los anuncios del gobierno. En cualquier caso, sorprendería que en la actualidad los estadounidenses no estuvieran con el ánimo preocupado. Cuando la riqueza económica del país empeora a las claras, el empezar a preocuparse es un primer paso necesario para mejorar la conducta.

(c) 2006 Paul Samuelson. Distribuido por Tribune Media Services.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_