El eterno perdedor
Nadie puede reprochar a Horacio Serpa Uribe falta de experiencia en política. Su dilatada carrera en el Partido Liberal le avala como el candidato con mayor veteranía, pero también como el más desgastado. Nacido en 1943 en Bucaramanga (Santander), Serpa pertenece a una familia de pocos recursos, y gracias al esfuerzo personal y capacidad es doctor en Derecho y Ciencias Políticas.
"Nací pobre y logré igualarme cuando me gradué de abogado, pues de ahí en adelante mi vida fue diferente", ha declarado. Ha ocupado numerosos cargos partidarios y en la función pública: alcalde, senador, vicepresidente del Senado, procurador general de la Nación, alto comisionado por la Paz, ministro en dos Gobiernos y vicepresidente de la Internacional Socialista.
Su estrecha relación con Ernesto Samper, uno de los presidentes colombianos más cuestionados, es una pesada carga. Contrincante electoral de Álvaro Uribe en los comicios de 2002, aceptó tras su derrota el cargo de embajador ante la Organización de Estados Americanos (OEA). Tiene buen arraigo en los sectores populares y las bases del Partido Liberal, pero su gran debilidad es la imagen de perdedor, después de haber fracasado en dos ocasiones en su intento de llegar a la presidencia.
Su propuesta de corte socialdemócrata no ha logrado penetrar en la sociedad colombiana que, a juzgar por las encuestas, si se trata de cambiar confía más en el candidato ascendente del Polo Democrático. Serpa ha dicho que si hay segunda vuelta, apoyará a Carlos Gaviria.
