La familia de un desaparecido en Brasil pide ayuda a la Administración
María Josefina Viudes tiene la convicción de que su hijo está muerto, pero le gustaría poder estar segura de ello y quiere que la Administración se implique para averiguarlo, no solo en su caso, sino en todos los relativos a personas desaparecidas. José Ángel Valdés Viudes, que ayer habría cumplido los 40 años, desapareció a principios del pasado mes de febrero en Brasil, adonde había llegado procedente de Uruguay, en un viaje medio de trabajo medio de placer.
La madre, que reside en Torrevieja junto con las hermanas del desaparecido, relata que José Ángel -licenciado en física pero que se dedicaba a la elaboración y al comercio de productos de artesanía- viajó en enero a Uruguay para acompañar a dos hijos menores de su socio y que después pasó a Brasil, al enclave costero de Florianopolis, en el estado de Santa Catarina. Desde que salió de Madrid hacia Suramérica, José Ángel se mantuvo en contacto con su madre, a la que enviaba mensajes a través de su móvil. El último llegó el día 3 de febrero. Después, el silencio y el exasperante mensaje: "El móvil al que llama está apagado o fuera de cobertura". Le recargó el móvil desde Torrevieja, por si acaso su hijo no había podido hacerlo en donde se encontraba. Pero el móvil seguía mudo.
Viudes se puso en contacto con la representación diplomática española en la zona, pero asegura que la atención que recibió fue escasa y que el canciller y el secretario mostraron poco interés por su caso. Eso sí, le dijeron que el pasaporte de su hijo había aparecido. Que podía estar vivo, o haberse ahogado. Con dificultades, debidas al idioma, se puso en contacto con la policía brasileña. Y se enteró de que en una playa de Florianopolis se habían encontrado algunas pertenencias de su hijo, incluida una tienda de campaña y parte de la mercancía que había comprado. Poco después supo que se había hallado un cadáver en la zona, pero la policía brasileña descartó que pudiera ser el de José Ángel y la embajada tampoco pidió a las autoridades brasileñas la exhumación del cuerpo para realizar una identificación.
María Josefina Viudes se muestra desolada y lamenta toda esa falta de atención y de interés, la incertidumbre. Y pide a la Administración la creación de alguna oficina de asistencia legal y psicológica para atender casos de desaparecidos y que pueda ayudar a las familias que los sufren. Aunque a ella ya no le hace falta: está convencida de que su hijo está muerto.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.