Bin Laden y Moussaoui

La reaparición de la voz de Osama Bin Laden, en una grabación autentificada ayer por los expertos de la CIA, parece perseguir un triple objetivo. El primero, recordar que sigue vivo, donde sea, para mantener la llama de su ideología devastadora. El segundo, rechazar toda vinculación del francés Zacarias Moussaoui, detenido y condenado en EE UU, con el 11-S. Éste se declaró culpable de haber participado en la organización del atentado. Pero Bin Laden insiste en que esta confesión no tiene valor alguno, pues él mismo había seleccionado a los 19 "hermanos" que llevaron a cabo los atentados y Moussaoui no estaba entre ellos. Y añade una razón bastante convincente: el francés fue detenido dos semanas antes del ataque, y de haber estado al corriente de detalle alguno de la operación, el mando habría abortado de inmediato la operación y pedido a los suicidas que se marcharan del país. Estas afirmaciones pueden ayudar a Moussaoui, que pidió ser condenado a muerte pero acabó con cadena perpetua sin posibilidad de remisión, en el proceso de apelación de la sentencia que ha puesto en marcha. En todo caso, estas afirmaciones del líder de Al Qaeda ponen en apuro a Estados Unidos, pues Moussaoui es el primer y único condenado allí por el mayor atentado de la historia. Como tercer objetivo, seguramente consciente de las críticas desde la ONU y diversas ONG al centro de detención en Guantánamo, Bin Laden asegura que entre los varios centenares de la base americana en Cuba sólo hay dos prisioneros que tuvieran algo que ver con el 11-S, y muchos ni siquiera pertenían a Al Qaeda. En sus últimos mensajes sonoros, Bin Laden había seguido amenazando a EE UU. Esta vez parece limitarse a sembrar la discordia.