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59º Festival de Cine Cannes

Sofia Coppola crea polémica con su visión moderna de María Antonieta

La película es la crónica de una decadencia, pero despolitizada y descontextualizada

Se oyeron aplausos y abucheos sonoros al acabar la proyección de prensa de María Antonieta, la película de Sofia Coppola que se prometía como un plato fuerte del festival. Inmediatamente, comenzaron a circular apasionados comentarios que elogiaban su brillantez formal frente a los que consideran que María Antonieta no es más que el capricho cinematográfico de una niña rica. Por otra parte, la proyección a concurso de una película belga hizo un flaco favor a la jornada oficial de promoción del cine europeo.

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Sofia Coppola se ha acercado al personaje histórico de María Antonieta como si se tratara de una mujer de nuestros días. Desde que la película comienza con música actual, y la chica vienesa que acabaría convertida en reina de Francia luce un corte de pelo de hoy mismo, la apuesta está clara. El trasfondo de la Revolución Francesa pasa a segundo plano para dar prioridad a la soledad de una joven casada olvidada por su esposo, tema aderezado con detalles irónicos del sofisticado protocolo versallesco, o sobre la timidez del rey en su convivencia marital, o el aburrimiento de la esposa, su eventual enamoramiento de un militar extranjero, sus ganas de divertirse y de gastar dinero a lo loco, como cualquier burguesa de nuestros días...

Ineludiblemente, Sofia Coppola debe hacer mención a las circunstancias que llevaron a la guillotina a esta reina y a su marido, pero la película elude este acontecimiento. Todo acaba cuando la reina y el rey se marchan de Versalles mientras el pueblo grita pidiendo pan. "Si no tienen pan, que coman bollos", adjudicaron a la reina. María Antonieta es la crónica de una decadencia, pero, por así decir, despolitizada, descontextualizada. ¿Se trata de un reflejo del ocaso del actual imperio, una autocrítica? La directora evitó comentarios en este sentido.

Deslumbrante Dunst

La interpretación de Kirsten Dunst es deslumbrante. La actriz confesó que los niños de su país apenas saben algo de la historia de Europa, y que en los libros de texto la Revolución Francesa se despacha en pocas líneas. Quizás, esta ignorancia haya sido útil para evitar que el personaje adquiriera trascendencia. El resto del reparto es igualmente bueno, como la ambientación, la brillante fotografía, la música de época y los sones contemporáneos... todo bien manejado para una película que ha dejado insatisfecho a medio mundo pero que gustará a la otra mitad. No en vano, la hija de Coppola ha logrado un puesto de prestigio entre los aficionados. Tiene el mérito de atreverse a correr riesgos haciendo a la vez lo que le viene en gana. Mañana se sabrá en qué lugar queda situada en las votaciones de la crítica, donde sigue gobernando Almodóvar con Volver, seguida por Babel, de González Iñárritu. Buenos aunque insuficientes títulos para una competición de la talla de Cannes.

En cualquier caso, bien lejos está María Antonieta del aburrimiento provocado por la mala película belga La razón del más débil, del director y actor Lucas Delvaux. Dejó a la sala perpleja, sin reacción. ¿Qué hacía una película como ésta en la competición de un festival? ¿Quién y por qué la había seleccionado? Es un filme torpe, con actores deficientes, chistes de colegial y una trama previsible. Cuenta cómo tres parados y un ex delincuente, hartos de vivir económicamente angustiados en una potente ciudad industrial, organizan un asalto... que naturalmente les sale mal. La razón del más débil es un noble intento de denuncia social pero naufragado por la tosquedad de su lenguaje cinematográfico.

La razón del más débil coincidió con el día oficial del cine europeo, como si el título de la película fuera una declaración de principios de la Unión. Se reunieron ministros de Cultura, representantes de la Comisión Europea en materia audiovisual, y repitieron manifestaciones archisabidas, aunque también anunciaron proyectos nuevos.

Uno de ellos es la creación de un servicio de consumo de películas europeas de calidad por Internet. Con cláusulas que hacen referencia a la protección contra la piratería, a los derechos de autor y a la compleja organización económica que tal tinglado va a suponer, se trata de un plan que comenzó a pergeñarse hace un año, precisamente en el Festival de Cannes. Si tiene éxito, podremos ver legalmente en casa las mejores películas europeas. Es decir, que no incluirán la belga.

Sofia Coppola, en primer término, y Kirsten Dunst, ayer en Cannes.
Sofia Coppola, en primer término, y Kirsten Dunst, ayer en Cannes.REUTERS

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