Olmert logra un tímido apoyo de Bush a su plan para fijar las fronteras de Israel
Washington presiona al primer ministro israelí para que negocie con el presidente palestino
El nuevo primer ministro israelí, Ehud Olmert, logró ayer un tímido apoyo de George W. Bush a su plan de retirada unilateral de Cisjordania, en su primera visita a EE UU.Con una agenda apretada y un tratamiento exquisito, Washington dio la bienvenida a Olmert con una promesa de colaboración y un apoyo entregado, aunque no incondicional. Bush presionó a Olmert para que Israel hable con el presidente palestino; Olmert admitió que Mahmud Abbas es "honesto y sincero", pero no quiso comprometerse a dialogar con él si no demuestra su control sobre la política palestina.
"Si llegamos a la conclusión de que es imposible negociar, buscaremos otras vías para asegurar nuestras fronteras", dijo el primer ministro israelí. Según Olmert, sea cual sea el proceso, las fronteras quedarán dibujadas "dentro de tres o cuatro años". "Las ideas del primer ministro podrían ser un paso importante para la paz que ambos apoyamos", dijo por su parte Bush tras la reunión que mantuvo con Olmert.
El israelí recibió en Washington el tratamiento al que Ariel Sharon estaba acostumbrado en sus constantes visitas: es recibido por todos los poderes políticos, tiene abiertas las puertas de la Casa Blanca y recibe elogios sin fisuras. Pero si con Sharon esa ceremonia parecía sincera, con Olmert es todavía fría, a pesar de que Bush dijo conocer a Olmert cuando era alcalde de Jerusalén, "cuando ni él sabía que iba a ser primer ministro ni yo que iba a ser presidente", es decir, en 1998, durante uno de los pocos viajes que Bush había hecho al extranjero antes de ser presidente.
En rueda de prensa conjunta, Bush habló de "paz negociada", pero pidió a Hamás que tome una "decisión estratégica" para alcanzar esa paz: reconocer "el derecho de Israel a existir". También pidió a esta organización que renuncie al terrorismo y respete los acuerdos con Israel. Bush insistió en que la solución final pasa por "acuerdos pactados entre ambas partes", pero reconoció la superficialidad de su encuentro con Olmert al asegurar que espera conocer "en el futuro" los planes del israelí para desarrollar la "hoja de ruta".
Olmert prometió agotar "todas las posibilidades para conseguir la paz con los palestinos". La reunión con Bush permitía a Olmert detectar hasta qué punto el presidente apoyaría su plan de diseño unilateral de las fronteras definitivas de Israel. Los planes de Sharon para incorporar algunos asentamientos cerca de Jerusalén contaban con el apoyo de Bush siempre que fueran aceptados por el liderazgo palestino.
Ahora que ese liderazgo se ha radicalizado con el control político de Hamás, Olmert considera que no existe un interlocutor válido y da por aceptables sus planes. EE UU no comparte esa aproximación y todavía da crédito como negociador al presidente palestino, Mahmud Abbas.
Olmert quiso mostrar en Washington un gesto claro de compromiso al "extender mi mano en paz a Mahmud Abbas. Espero que tome las decisiones necesarias para avanzar en el proceso de paz". Pero inmediatamente recordó que "los actos de terrorismo" impiden una conversación y una negociación directa: "No negociaremos nunca con quienes no reconocen nuestra existencia". Y si llega a la conclusión de que es imposible negociar, "nos veremos obligados a optar por una vía diferente", que es la de decidir unilateralmente sobre el futuro de cada asentamiento y el diseño final de las fronteras.
Después, con Olmert a su lado, Bush insistió en que Estados Unidos "defenderá a Israel" si un país -Irán- decide atacar, pero prometió trabajar en "soluciones diplomáticas" para el conflicto nuclear con Teherán. El viaje se completa hoy con una reunión con el vicepresidente, Dick Cheney, un encuentro con líderes políticos y una intervención en una sesión conjunta del Senado y la Cámara de Representantes.
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