Olot revisa 40 años de relación entre arte y política durante el franquismo
La exposición se presenta en el Museo Comarcal de la Garrotxa
No puede entenderse el éxito de los paisajes de la escuela olotense de pintura en la década de 1940 sin indagar en la "apropiación ideológica" que el primer franquismo realizó de una tradición pictórica que hunde sus raíces en el carlismo. De la misma manera, la producción artística realizada en Olot entre 1939 y 1979 es analizada a la luz de las influencias históricas y políticas en la exposición Art a Olot durant el franquisme i la transició a la monarquia parlamentària, que reúne, hasta el 16 de julio, unas 70 obras y abundantes documentos en el Museo Comarcal de la Garrotxa, en Olot.
La exposición, de la que son comisarios Albert Batlle y Narcís Selles, se articula en tres grandes bloques. Entre la inmediata posguerra y el final de los cuarenta se analizan planteamientos instrumentales -de clara propaganda política o religiosa- o bien inscritos en el tradicionalismo, el neoclasicismo o el academicismo. La exposición ha recuperado una inmensa águila fascista que preside esta sala. Se exponen obras de Josep Clarà, Iu Pascual y Josep Pujol, entre otros. En oposición al conservadurismo estético de la mayoría de estos autores, se incluyen piezas de Virgili Batlle, que vivió exiliado en Toulouse y fue uno de los primeros autores españoles que cultivaron la abstracción geométrica.
Un segundo bloque se adentra en los autores que empiezan a salirse de los esquemas ideológicos dominantes, entre los que destaca Jordi Curós. El fauvismo, el expresionismo, las nuevas figuraciones, la abstracción y el informalismo eran cultivados por algunos de los nuevos artistas. Narcís Selles advierte que la vanguardia no puede asociarse automáticamente con el anti-franquismo, puesto que a partir de los años cincuenta el régimen reorientó sus políticas culturales para equipararse a Europa. Como ejemplo se expone una "vanguardista" portada de la revista olotense Arriba España.
El tercer bloque, a partir de finales de los sesenta, analiza el momento en que la hegemonía ideológica de la creación empieza a desplazarse hacia las posturas de izquierda y la reclamación de democracia. El Grup Ara, con Miquel Plana, Quim Domene y Joan Carrillo, expresará en el ámbito local una sensibilidad antielitista que se inspira en el movimiento Estampa Popular y el pop art. La contracultura y el arte de intervención política tuvieron también en la Garrotxa sus practicantes. Entre los más transgresores destacan Toni Huertas, alias Zappa, y su hermano Eliseu, autores influidos por el cómic, el rock, el surrealismo y los ambientes londinenses alternativos.
Narcís Selles admite que a menudo la aproximación integral al arte del franquismo despierta suspicacias entre artistas todavía vivos o sus descendientes, que desearían ocultar supuestas afinidades al régimen. No obstante, considera que hay que diferenciar entre la postura ideológica del autor, la obra que produce y la utilización social que el régimen pudo hacer de esa obra. "Las estrategias museológicas convencionales crean la ficción de unas supuestas obras de arte al margen de la vida y sus avatares, del contexto histórico", indica Selles. "En esta exposición intentamos tenerlo muy en cuenta, buscamos documentos y los exponemos también sin anular el componente atemporal que contiene toda obra de arte".
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