Decomisados 639.000 euros al portavoz de Hamás cuando trataba de entrar en Gaza
Los choques armados entre las facciones palestinas hacen temer un conflicto generalizado
A los agentes palestinos de la Agencia de Gestión de Fronteras les llamó la atención la abultada cintura de Sami Abu Zuhri, portavoz y diputado de Hamás, cuando trataba de atravesar ayer el paso de Rafah, que une Egipto y Gaza. Llevaba encima 639.000 euros en billetes de 500, que fueron incautados. Además de la crisis financiera que sufre el Gobierno islamista, crece cada día el riesgo de que los choques armados entre los cuerpos policiales fieles a Fatah y los leales a Hamás desemboquen en algo más cruento y generalizado que episodios aislados de violencia.
El portavoz de Hamás no fue detenido y partió hacia la ciudad de Gaza después de que un centenar de hombres armados de Hamás se presentaran en la terminal de Rafah, cuyo funcionamiento supervisan unos 70 policías de la UE. No hubo altercados entre los milicianos y los agentes de la Agencia de Gestión de Fronteras, un organismo dependiente de la Oficina del Presidente, Mahmud Abbas, creado hace mes y medio, después de que Hamás formara su Gobierno. "Si traer apoyo para mi pueblo es un delito, estoy orgulloso de haberlo cometido", dijo Abu Zuhri. El presidente Abbas, por su parte, ha ordenado una investigación oficial.
Lo ocurrido refleja bien la situación económica que se vive en los territorios palestinos. A la escasez de alimentos básicos se suma la de las medicinas, lo que ha provocado varias muertes de enfermos renales. La frontera de Karni, puerta para las exportaciones, ha permanecido cerrada por Israel la mayor parte del año, y 160.000 funcionarios no reciben sus sueldos desde comienzos de marzo. Las arcas de la Administración están vacías desde que la UE y EE UU cortaron las ayudas tras la victoria de Hamás en los comicios de enero.
No hubiera sido extraño un incidente grave en el paso de Rafah dado el clima de crispación. Durante la noche del jueves, cuatro hombres resultaron heridos en Gaza en enfrentamientos a tiros entre policías adeptos a Fatah y al presidente Abbas y las Fuerzas de Apoyo, el nuevo cuerpo de seguridad que el Ministerio del Interior, dirigido por Hamás, desplegó el miércoles para patrullar las calles de la ciudad.
Dirigentes de una y otra facción rechazan que pueda estallar una guerra civil. No obstante, concurren los ingredientes para que los choques armados -provocados casi siempre por seguidores de Fatah, incapaces de asumir que su partido fue derrotado en enero en las urnas- sean algo más que episodios aislados.
Demasiadas armas
Gaza está inundada de armas y nada hace prever que los intentos de las facciones palestinas -no sólo las islamistas- por conseguir nuevos pertrechos vayan a detenerse; decenas de miles de policías llevan casi tres meses sin cobrar sus salarios tras el embargo de las ayudas financieras, y los dirigentes de Fatah y de Hamás no ceden en su pugna por el control de los cuerpos policiales. Jaled Abu Hilal, portavoz del Ministerio del Interior, ex cabecilla de una milicia de Fatah y ahora tildado de traidor por sus ex correligionarios, aseguraba optimista hace una semana a este diario en su despacho de Gaza: "Los que provocan altercados no entienden que el enfrentamiento político no puede trasladarse a las calles".
"No vamos a dar un paso atrás. Las Fuerzas de Apoyo permanecerán y serán integradas en la policía. Y si fuera necesario, las aumentaremos", declaró ayer en una mezquita de Gaza el primer ministro, Ismail Haniya. Mantiene así el reto a la exigencia planteada por Abbas de desmantelar esta nueva policía. El presidente respondió de inmediato con el despliegue de miles de agentes a sus órdenes. Unos y otros se observan a diario en las calles. La situación es explosiva.
Policías fieles al clan
La proliferación de fuerzas de seguridad palestinas se debe a que están basadas en lealtades y no en su eficacia. El presidente Mahmud Abbas, de Fatah, y el primer ministro islamista, Ismail Haniya, se disputan su mando.
El Ministerio del Interior es competente en teoría sobre la Policía y el Servicio de Seguridad Preventiva. Ambos están constituidos en su mayoría por milicianos de Fatah. La Policía cuenta con 20.000 agentes, y la Seguridad Preventiva con 4.000. El Gobierno islamista no confía en ellos ni en sus mandos, que se destacaron en la represión de militantes y dirigentes políticos de Hamás en la última década.
Abbas, que se reserva la jefatura de todas las fuerzas armadas palestinas, designó hace un mes como jefe de los dos organismos a Rashid Abu Shabak, detestado por Hamás.
La UE y Estados Unidos presionaron en los últimos meses de Yasir Arafat para que el rais traspasara la dirección de los cuerpos policiales al primer ministro, que entonces era Abbas, y redujera el número de cuerpos.
La Seguridad Nacional, unos 30.000 hombres, se compone de la Inteligencia Militar, la Policía Naval y la Guardia Presidencial. Esta última tiene en plantilla a 2.500 agentes, que se encargan de la custodia de edificios y de las residencias del presidente. En los Servicios de Inteligencia, la tercera pata del entramado de seguridad, trabajan 5.000 personas.
El Gobierno de Hamás, que desconfía de la lealtad de la mayoría de los uniformados, decidió esta semana desplegar su propia policía. Su nombre es Fuerza de Apoyo. Son 3.000 hombres procedentes de las Brigadas Ezedín al Kasam, el brazo armado del movimiento islamista.
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