Jóvenes y con flequillo
Desde luego, qué bien venden los ingleses cada producto con posibilidades de reanimar su exhausto mercado musical. Esta última maravilla que llega de las islas británicas viene a ser un cuarteto de chavalines que parecen no poseer más que unos pocos álbumes en su colección de discos; eso sí, esos discos son de The Jam, The Clash, The Smiths, White Stripes... A lo mejor no son ni suyos, sino de sus papás. El caso es que el esperadísimo directo que ofrecieron en Madrid, con estar bien, no estuvo, desde luego, a la altura de todo lo escrito y leído sobre ellos. Con un bajista al que le da vergüenza cantar de cara al público, un guitarrista-cantante que pretende lanzar humoradas en un inglés bastante cerrado y otro guitarrista y un batería que, junto a los dos citados, forman un grupo en el que hay poco matiz musical, Arctic Monkeys largó de un tirón las canciones de su disco de debut, Whatever people say I am, that's what I'm not, más algún tema de un maxisingle de reciente aparición, y se quedaron tan anchos.
Arctic Monkeys
Alex Turner (voz y guitarra), Jamie Cook (guitarra), Andy Nicholson (bajo) y Matt Helders (batería). Madrid, 17 de mayo.
Una hora y diez minutos y sin bises. Suficiente tiempo, desde luego, para decir lo que tenían que decir. No son Blur, ni Oasis, ni Pulp, ni Franz Ferdinand, ni... Son, más bien, los últimos en esa cadena de grupos que últimamente triunfan por ser descarados y jóvenes, por llevar flequillo postmod y que aportan un pop rock nervioso de canciones breves que tampoco tienen muchos visos de pasar a la historia. Al público, desde luego, le encantó lo que vio y, hoy por hoy, Arctic Monkeys es el centro de atención del pop mundial. Pues qué bien.
Babelia
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